UNA SITUACIÓN MUY PELIGROSA
Las situaciones de emergencia, como las riadas, son especialmente complicadas para los conductores que no saben cómo reaccionar.
En situaciones de emergencia causadas por una riada, como las que se han producido recientemente en la región de Valencia, es vital que los conductores sepan cómo actuar para proteger su vida y minimizar los riesgos. Las inundaciones repentinas suelen ocurrir en cuestión de minutos, especialmente en áreas urbanas y en las zonas con peor drenaje, atrapando a conductores desprevenidos. Saber reaccionar en esos momentos es crucial, y en algunos casos, abandonar el vehículo a tiempo puede marcar la diferencia entre ponerse a salvo o quedar atrapado en una situación de alto riesgo.
Ante una riada, una de las recomendaciones principales de la Dirección General de Tráfico y los servicios de emergencia es no intentar cruzar zonas inundadas. Aunque el agua pueda parecer superficial, incluso una pequeña cantidad de agua en movimiento, de alrededor de 30 centímetros, puede arrastrar un vehículo que no sea muy pesado. En el caso de un todoterreno o SUV, se estima que basta con que el agua llegue a unos 60 centímetros de altura para que también pueda ser arrastrado por la corriente. Si un conductor se ve rodeado de agua o el nivel empieza a subir rápidamente, la recomendación es evacuar el vehículo de inmediato y buscar un lugar elevado. En estas situaciones, es fundamental no perder tiempo, ya que el agua puede alcanzar niveles críticos en cuestión de segundos.
Abandonar el vehículo en una riada es una decisión difícil pero necesaria cuando el agua empieza a rodearlo. Los conductores deben estar atentos a señales de riesgo como el aumento rápido del nivel del agua, la pérdida de tracción o la sensación de que el coche comienza a flotar. Es preferible salir del coche y dirigirse a un punto elevado que arriesgarse a quedar atrapado o a que el vehículo sea arrastrado, ya que una vez que se pierde la tracción con el suelo, es prácticamente imposible controlar el coche. Además, salir rápidamente permite evitar que el agua entre en el habitáculo y dificulte la apertura de las puertas debido a la presión del agua.
Los vehículos sufren daños graves en estos episodios porque, al entrar agua en los sistemas eléctricos y electrónicos, se generan cortocircuitos que causan que algunas funciones se activen de manera impredecible. Por eso, es común ver coches aparentemente “vivos”, con las luces encendidas o los limpiaparabrisas funcionando sin que nadie los esté controlando debido a que, al quedar algunos componentes eléctricos sumergidos, los sistemas empiezan a fallar y actúan de forma errática. Incluso después de que el agua retroceda, el daño en el sistema eléctrico es muchas veces irreversible y requiere reparaciones extremadamente costosas, cuyo coste en la mayoría de ocasiones supera al del valor del vehículo. Estos daños también afectan al motor, los frenos y la transmisión, dejando el coche inutilizable en muchos casos.
Por tanto, la preparación y el conocimiento de estas situaciones son claves para actuar con rapidez y reducir riesgos. Saber cuándo abandonar el coche y cómo reaccionar ante una riada puede salvar vidas, algo que todos los conductores deberían tener presente. Es fundamental respetar las advertencias meteorológicas, evitar conducir en zonas de riesgo en condiciones de DANA o lluvias intensas y mantener siempre la calma para tomar decisiones con claridad.