SALÓN DE PARÍS 2024
Dos años después vuelve el Salón de París del Automóvil, en donde destaca la apuesta por los coches eléctricos, pero al alcance de un público más amplio
El Salón del Automóvil de París que comenzó este lunes, ha venido a demostrar renovada apuesta de los fabricantes franceses por la movilidad eléctrica a precios más accesibles, en un momento de dudas en el sector del motor en Europa.
La 90 edición de este salón bienal, coincide con la llegada al mercado francés de una nueva hornada de modelos eléctricos europeos de pequeño tamaño, que buscan una amplia difusión entre el comprador medio gracias a sus precios más asequibles.
Renault, por ejemplo, ha presentado el diseño final de su nuevo R4, que volverá al mercado el año próximo como un SUV pequeño para continuar con la línea retrofuturista ya iniciada con el R5, que ya ha comenzado su comercialización en Francia.
Ambos vehículos parten de la misma plataforma exclusivamente eléctrica, alargada ligeramente en el caso del R4. El R5 promete un precio de 25.000 euros (antes de las ayudas públicas a la compra de coches eléctricos) para sus versiones más básicas que saldrán a la venta el año próximo mientras que el R4 partiría de unos 30.000.
Renault mostró también la estética de su futuro Twingo eléctrico, que sigue la misma tendencia retro y que la marca promete que saldrá al mercado en 2026 a un precio de unos 20.000 euros.
Dentro de la decidida apuesta por la nostalgia de Renault, el R4 incorpora numerosos guiños estéticos al modelo original, que se fabricó entre 1961 y 1995 y del que se produjeron más de ocho millones de ejemplares en todo el mundo. Los faros redondos, las luces traseras divididas en tres segmentos o la ventanilla lateral son algunos de esos detalles.
La marca del rombo desveló también su concepto Embleme, que combina un motor eléctrico alimentado a la vez por una batería y por una pila de combustible (hidrógeno) que promete una autonomía de 1.000 kilómetros, según aseguró el consejero delegado del grupo Renault, Luca de Meo. "Tengo claro que los eléctricos serán una parte del futuro, pero no serán la única opción", afirmó De Meo en su intervención ante la prensa.
El otro gran fabricante francés Stellantis, que agrupa a 14 marcas de Francia, Italia, EE.UU., Alemania y otros países, presentó en París los vehículos de su empresa conjunta china Leapmotor, con la que aspira a sacar partido de la creciente penetración de los coches chinos en Europa. De hecho, este salón marcó la presentación mundial Leapmotor B10, un SUV compacto eléctrico.
Muy cerca, otra marca de Stellantis, Citroën mostraba su ë-C3, la versión eléctrica del C3 que, al igual que el R5, acaba de iniciar su comercialización en Francia, cuya versión de base tiene un precio de 23.300 euros.
Esta edición del Salón de París, que se celebra cada dos años alternando con el de Ginebra, llega en un momento delicado para los fabricantes europeos, que piden de forma reiterada a la Unión Europea una estrategia industrial para el sector y han advertido con el posible cierre de fábricas, como previno recientemente Volkswagen en Alemania.
Además, los fabricantes han pedido la continuación de las ayudas a la compra de eléctricos -que son más caros que los vehículos térmicos-, ya que de lo contrario el comprador no responde, y están solicitando a la UE que flexibilice su calendario de prohibir la venta de vehículos con motor térmico desde 2035.
El patrón de Stellantis, el portugués Carlos Tavares, hizo una nueva advertencia sobre un posible cierre de plantas en Europa, en una entrevista con el diario económico francés Les Echos con motivo de la apertura del salón.
"Si los chinos se hacen con el 10 % del mercado en Europa al término de su ofensiva, eso son 1,5 millones de coches. Equivale a siete plantas de montaje. Los constructores europeos tendrán que cerrarlas o venderlas a los chinos. De eso no habla nadie", aseguró.
El responsable del grupo que controla marcas como Citröen, Peugeot, Fiat u Opel aseguró que "el cierre de fronteras a los productos chinos es una trampa", porque "se saltarán las barreras invirtiendo en plantas en Europa" en parte con "subvenciones estatales" de su país "a bajo coste". "En ese momento, nadie tendrá que sorprenderse si hay que cerrar plantas para adaptar el sobrante de capacidad de producción que se habrá agravado", agregó.