POR LA SEGURIDAD VIAL
El paso de los años es uno de los principales factores que afectan a la hora de tener que renunciar al volante. A partir de los 65 años, la probabilidad de estar involucrado en un accidente de tráfico aumenta.
El paso de los años es ineludible para todos. Uno de los mayores problemas a la hora de conducir es cumplir años, ya que nuestra agudeza visual y reflejos se van reduciendo de manera considerable. De hecho, la Dirección General de Tráfico (DGT) asegura que, pese a que los conductores peligrosos pueden ser mayores o jóvenes, uno de cada diez accidentes son provocados por personas que superan los 65 años de edad.
Desde la Universidad de Harvard, el profesor Robert H. Shmerling, señala cuáles son las señales inapelables que nos advierten de que el momento de dejar el volante ha llegado. A priori, uno de los principales motivos que se nos pueden venir a la mente es pérdida de capacidades de visión o de oído pueden hacer de nuestra conducción más peligrosa.
Según afirma el citado profesor, “el ratio de accidentes en vehículos motorizados es más alto para conductores de 80 años o más que para casi cualquier otro grupo de edad”. En el caso de los accidentes fatales, en el ratio de personas mayores de 85 años las estadísticas empeoran notablemente.
Robert H. Shmerling afirma que los mayores pueden conducir de manera segura. Sin embargo, problemáticas como la artritis, la disminución del tiempo de reacción o cambios en la medicación pueden derivar en una disminución en la seguridad de la conducción, resultando en una mayor cantidad de accidentes.
"Cuando las personas envejecen, sus aptitudes de conducción pueden decaer de forma tan lenta que no es obvio que se estén produciendo cambios inquietantes", explica el docente acerca de estos cambios más evidentes.
Asimismo, el maestro señala alguno de los signos que pueden alertar de un declive manifiesto en las capacidades al volante. Uno de los principales factores que pueden indicarnos que debemos dejar de sentarnos en el asiento del conductor es recibir comentarios de preocupación de nuestros amigos y familiares. También destaca el perderse en carreteras de sobra conocidas, tener experiencias peligrosas en carretera o encontrarnos con roces inexplicables en nuestro vehículo.
En caso de que se presenten estos signos, deberemos, en primer lugar, tener una conversación con un familiar o amigo de confianza sobre si han sentido sensación de peligro en algún momento. En caso afirmativo deberemos visitar a un médico que nos aconseje, asistir a clases de conducir para mejorar las destrezas al volante, ajustar el coche a nuestras necesidades o considerar alternativas en nuestra conducción, como por ejemplo realizar trayectos más cortos.