La
es, a veces, mayor de lo que podemos incluso imaginarnos. Y es que no hay día en el que no nos despertemos con alguna noticia , sin sentido y con tintes casi dantescos. Ésta precisamente es una de ellas, que tiene como protagonista a uno de los países más cerrados y oscuros en cuanto a libertades individuales a nivel mundial:
Turkmenistán. Esta república ex-soviética, situada en Asia Central, es uno de los países con mayores reservas de crudo a nivel mundial, pero,
sin embargo, sus habitantes cuentan con una renta mensual que, de media, apenas supera los 250€. Gobernados con mano de hierro por un presidente déspota y autoritario llamado
Gurbanguly Berdimuhamedov, su última ocurrencia demuestra lo que sucede cuando un demente se hace, a la fuerza, con el poder de un país.
Y es que en Turkmenistán -y en alguno de sus países vecinos-
el color blanco está asociado a la buena suerte, algo que es evidente con sólo echar un vistazo a los edificios más emblemáticos de la capital, Ashgabat, están recubiertos de oro y mármol blanco.
Al presidente no se le ha ocurrido otra manera de ahondar aún más en esta tradición que prohibir los coches negros en todo el país. Así, como suena, de forma repentina y tajante. Esta medida, que cuenta con antecedentes -en 2015 se prohibió la importación de coches negros-
ha traído como consecuencia más inmediata la incautación de miles de vehículos de color negro, que sólo son devueltos a sus propietarios si se comprometen a repintarlos de color blanco en un corto periodo de tiempo. Esta medida ha sobrepasado las capacidades de los talleres del país, que se ven completamente saturados.
Otros, directamente, han decidido aprovechar la ocasión, multiplicando el precio de sus repintados por 3 y por 4, pidiendo hasta 2.000€ por un simple repintado. Sin duda, una medida absurda y loca que, esperemos, no se prolongue en el tiempo. #TePuedeInteresar
¿Cuánto dinero pierde un coche usado según el color de su pintura? En Centímetros Cúbicos: |