CLÁSICOS CON CARÁCTER
Sensaciones puras y diseños inolvidables: estos modelos son la prueba de que los noventa fueron una época dorada.
Los años 90 fueron una década mágica para el automóvil. Fue un momento en el que los fabricantes aún apostaban por la personalidad de cada modelo, antes de que la electrónica lo invadiera todo. Los deportivos compactos, los coupés de diseño arriesgado y los GTI llenaban las calles, ofreciendo usabilidad y emoción.
A pesar de que han pasado más de tres décadas, hoy en día, estos coches todavía despiertan sonrisas y nostalgia. Desde el sonido de un motor a altas revoluciones hasta la respuesta instantánea en cada curva, estos modelos se han ganado un hueco en la memoria. Por ello, aquí tienes siete de los más deseados que aún puedes encontrar en el mercado.
Minimalista y rabioso. Ligero, con motor pequeño, pero juguetón, ofrecía una conexión directa entre conductor y máquina que hoy es casi imposible de encontrar.
Con líneas afiladas y faros escamoteables, era la cara más seductora de la fiabilidad japonesa. Las versiones atmosféricas ya eran rápidas, pero las turbo con tracción total eran armas en carretera.
Una bala disfrazada de familiar. Su motor turbo de cinco cilindros con 240 CV lo convertía en un coche capaz de humillar a más de un deportivo, sin renunciar a la comodidad y el espacio.
Diseño italiano con carácter y motores de hasta 220 CV. Creado por Chris Bangle, destacaba por su estilo anguloso y prestaciones serias. Una mezcla rara de belleza y velocidad que todavía enamora.
Compacto, preciso y con un alma de competición. Su característico azul con llantas doradas lo convirtió en un icono, pero lo mejor era su motor 2.0 atmosférico de 150 CV y una puesta a punto que lo hacía brillar en cualquier carretera de curvas.
Pequeño en tamaño, enorme en diversión. Con apenas 920 kg y un motor de 120 CV, era tan ágil que parecía hecho para los tramos de rally. Un urbano que te sacaba una sonrisa en cada aceleración.
Elegancia y deportividad en un solo paquete. Con motores de seis cilindros suaves y potentes, y un chasis afinado, fue el sueño de muchos jóvenes profesionales de la época.