Los incidentes con animales, un peligro real
La irrupción de un animal salvaje en una carretera puede provocar accidentes de enormes consecuencias, por lo que evitar que lleguen a la calzada puede ser una gran solución.
En carretera son muchos los peligros que acechan a los conductores. Afortunadamente, la inmensa mayoría de trayectos transcurren sin ningún tipo de incidentes, pero estadísticamente todos tenemos ciertas posibilidades de, al menos, tener un susto en carretera. Por eso, evitar en la medida de lo posible los peligros viales siempre se traduce en una disminución drástica de los accidentes de circulación.
Es por ello que los límites de velocidad se han moderado en los últimos años, mientras que los vehículos ahora equipan de serie elementos que hasta hace unos años nos parecían prácticamente de ciencia ficción. Aún así, hay situaciones en las que un conductor se encuentra en una posición de indefensión que le otorga poco margen para actuar. Es el caso de encontrarse con un animal suelto en la calzada, una escena relativamente habitual especialmente en carreteras de segundo orden.
El sistema que alertará a los conductores en tiempo real
Según recoge un informe de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), durante el periodo comprendido entre el 2015 y el año 2019 este tipo de siniestro aumentó un 61% en las carreteras de todo el país, un espectacular incremento que suponen, en cifras, más de 30.000 incidentes de tráfico de este tipo en el año 2019, el último del que se conocen registros completos.
Tanto es así, que algunas regiones como Cataluña están ya en vías de estudio para instalar un sistema de detección temprana que permita alertar a los conductores de la presencia de un animal suelto en la calzada. Para ello, se utilizarán emisores infrarrojos que permitirán detectar que un animal ha invadido la calzada, momento en el que se activarán diferentes señales visuales para que los conductores, independientemente del sentido en el que circulen, puedan conocer que están entrando en un tramo en el que se ha detectado un animal, así como si se están acercando o alejando del lugar de detección.
Un choque contra un animal es imprevisible: la fisonomía y la reacción de un animal salvaje ante un vehículo que se acerca a gran velocidad determinan en gran medida las consecuencias de la colisión, pero la realidad es que muchos conductores se encuentran con el animal de manera totalmente desprevenida, lo que les impide reaccionar de manera adecuada para evitar el choque.