PREVENCIÓN
Con la sucesión de borrascas, las temperaturas se han desplomado en España y en muchos puntos han visto cómo los termómetros devolvían cifras negativas. Para los conductores, cuyos vehículos diésel duermen en la calle, existe un riesgo real de quedarse sin coche porque su punto de congelación no es tan elevado como el de la gasolina.
En las últimas semanas, las alarmas se han encendido para todos los coches diésel que duermen en las calles de las ciudades más frías de España. Los termómetros han comenzado a marcar temperaturas bajo cero y el riesgo de que este combustible se hiele es real porque su punto de congelación no es tan elevado como el de la gasolina.
Este no es uno más de los mitos del mundo del motor: el riesgo existe y está más cerca de lo que muchos creen. El diésel tiene un punto de congelación de -10 grados, una temperatura que no es difícil alcanzar en las comunidades autónomas más frías de España. Los conductores tienen razones para preocuparse y estar más atentos, pero, no son los únicos que extreman los cuidados. Normalmente, las gasolineras ubicadas en estas zonas añaden al este combustible un aditivo con el que aumentan el punto de congelación de -10 a -17 grados.
La fórmula química de la gasolina y del diésel no cambia, siempre es la misma, pero sí lo hacen algunas de sus especificaciones dependiendo de la estación. Tal y como regula y establece el Real Decreto 61/2006 de 31 de enero, en verano y en invierno, sobre todo, añaden estos productos químicos para que ambos combustibles se comporten mejor cuando las temperaturas son extremas.
El problema del diésel
Con el diésel, la clave está en el Punto de Obstrucción de Filtro en Frío (POFF). Uno de los componentes principales de este combustible son las moléculas lineales, que, por debajo de los diez grados, pueden cristalizarse en el tanque y obstruir el filtro. Cuando esto ocurre, no llega suficiente combustible a la cámara de combustión.
Si esto ocurre con el coche aparcado, no podrás arrancarlo. ¿Puede pasar mientras estás conduciendo? Sí: lo sabrás porque el motor empezará a perder fuerza, dará tirones y, finalmente, se detendrá. La única solución posible es esperar a que el diésel se descongele: no intentes poner en marcha el motor porque forzarás la bomba y podrías quedarte sin batería.
Sin peligro para la gasolina, al menos, en España
Los conductores que aparcan su coche de gasolina en la calle, no tienen razones para preocuparse porque el punto de congelación de este carburante es de -107 grados: es complicado que el depósito se congele. Además, su cristalización se produce a -40 grados: es complicado que los termómetros devuelvan una cifra así en nuestro país, incluso en los puntos más fríos.
No obstante, en invierno, las petroleras añaden a la gasolina una serie de aditivos centrados en la vaporización para que las moléculas tengan una elevada presión de vapor. En verano, debido a que la temperatura es mayor, el componente más volátil de la gasolina está en estado gaseoso y esta ayuda no es necesaria.