Retrasos en las comunicaciones oficiales
El sector alega que se daba por hecha una prórroga en las condiciones especiales por el Estado de Alarma que permitían una mayor flexibilidad en la jornada laboral, pero el Ministerio no lo comunicó a tiempo y hubo que acometer cambios en las rutas planificadas.
Los transportistas alegan falta de información sobre su propia jornada laboral. El Estado de Alarma en el que nos encontramos inmersos ha provocado que el transporte de mercancías se convierta en fundamental para mantener, por ejemplo, el abastecimiento de alimentos.
Bajo estas circunstancias, el Gobierno había autorizado una mayor flexibilidad en la jornada laboral de los transportistas, algo permitido por la Unión Europea con un máximo de treinta días siempre que lo notifiquen inmediatamente a la Comisión Europea.Con esta regulación especial, se podía conducir un mayor número de horas (respetando descansos de conducción ininterrumpida, diario y semanal), se reducía el descanso semanal a 24 horas, permitiéndose hacerlo en cabina, si el camión estaba acondicionado para ello.
El plazo de esta autorización especial concluía el día 12, pero se daba por hecho que se prorrogaría. Aunque finalmente sí hubo extensión, los transportistas alegan que al inicio de la jornada laboral del día 13 no se había recibido comunicación oficial alguna al respecto. Como resultado, muchos debieron recalcular sus rutas y horarios para no incumplir con la normativa general, con el consiguiente perjuicio para transportistas y operadores logísticos.
La Academia del Transportista (AT), en comunicado, ha indicado que "la incertidumbre es uno de los peores enemigos de la eficacia en las operaciones de transporte y la falta de información, en un sentido u otro, va en contra de facilitar el desempeño de asegurar en todo momento el transporte de mercancías por carretera".
Desde AT inciden en que, aunque vuelva a flexibilizarse el horario, hay que tener mucho cuidado con la fatigay ponen el foco en concienciar a los transportistas de sus riesgos derivados. Entre ellos, se encuentran la pérdida en la capacidad de percepción del entorno, una mayor dificultad para mantener la atención y una peor coordinación motora y toma de decisiones.
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