¿En qué consiste?
La suciedad en los cristales de tu coche, especialmente en el delantero, es una cuestión de seguridad: con este truco podrás eliminar todos los restos sin esfuerzo.
Una buena visibilidad es, sin lugar a dudas, uno de los puntos clave de la seguridad al volante: si somos capaces de ver con claridad todo lo que sucede a nuestro alrededor mientras estamos conduciendo seremos capaz de anticipar nuestras reacciones, obteniendo así un tiempo muy valioso que puede marcar la diferencia entre un susto y un accidente.
Sin embargo, mantener correctamente limpio el parabrisas no siempre es tan sencillo como a priori podría parecer: el mal tiempo, el día a día o los largos viajes hacen que no sea tan fácil dedicarle un rato a limpiar los cristales de nuestro coche. Por eso, os traemos un truco muy sencillo que hará que la limpieza de los cristales de tu coche sea mucho más fácil. Además, no te costará nada: ni un sólo euro. VER VÍDEO DE ARRIBA.
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¿Cuánto hace que no cambias las varillas del limpiaparabrisas? Con el tiempo tienden a ensuciar los cristales del coche más que a limpiarlos, comprometiendo la visibilidad y por consiguiente la seguridad del conductor. Sin embargo, con unas simples tareas de mantenimiento puedes hacer que vuelvan a limpiar como el primer día, ampliando su vida útil. El elemento de fricción entre el limpiaparabrisas y la luna, la escobilla, necesita ser limpiado con cierta frecuencia, y cada cierto tiempo (una vez al año) sustituido.
Hay síntomas que nos indicarán que debemos cambiar la escobilla. En primer lugar, si el barrido deja estrías, el caucho de la escobilla está dañado, normalmente como consecuencia de bruscos cambios de temperatura exterior o utilización con nieve, y deberemos sustituir este elemento. Si se producen sacudidas y/o ruido, también deberás cambiarlos.