UN ELEMENTO MUY DAÑINO PARA NUESTRO COCHE
Los badenes se han convertido en un elemento más de nuestras calles, especialmente en grandes ciudades. Sin embargo, es posible minimizar el impacto de estos elementos en nuestro coche... si sabemos cómo.
El tráfico en las ciudades ha cambiado mucho en los últimos años. Si hace décadas el coche privado era el gran protagonista, acompañado de un escaso transporte público, en los últimos años hemos asistido a una auténtica revolución, en la que el coche privado ha comenzado a perder protagonismo -y sobre todo espacio- en favor de otras alternativas más sostenibles como los vehículos de movilidad personal y, sobre todo, mucho más espacio para el peatón.
En cualquier caso, el tráfico en las ciudades, especialmente en las más grandes, tiende a pacificarse: la velocidad media se ha reducido en los últimos años, incluso la normativa ha cambiado para fijar el límite de velocidad genérico en 30 km/h en lugar de los 50 km/h anteriores. Han surgido también carriles en los que los coches no tienen permiso para circular, así como elementos que impiden que los vehículos ganen excesiva velocidad, como los badenes o las rotondas.
Los badenes se han convertido ya en un elemento más dentro de la decoración de la ciudad. Su presencia es cada vez mayor, y su tamaño cada vez más generoso. Muchos conductores los superan como si nada. pero lo cierto es que, si no tenemos cuidado, es un elemento que puede llegar a "estresar" o afectar a diversos componentes tanto de la suspensión como de la dirección de nuestro vehículo. Sin embargo, hay maneras de evitar que nuestro coche sufra un desgaste innecesario por culpa de los badenes.
Superar o atravesar badenes sin reducir suficientemente la velocidad no sólo supone una infracción y una incomodidad para todos los ocupantes, sino que desgasta de manera muy intensa nuestro vehículo. Ojo, porque frenar justo antes del badén y atravesarlo en medio de la frenada tampoco es una buena solución, ya que los sistemas de suspensión y dirección del vehículo ya están actuando cuando se supera el badén y, por tanto, tienen poco margen para absorber las irregularidades.
El truco está en la anticipación: abordar un badén o irregularidad con el coche "libre" hará que éste tenga mucha más capacidad de absorción, minimizando así tanto la incomodidad de los ocupantes como el trabajo de los diversos componentes del propio coche. Si quieres que los badenes no supongan un peligro para tu coche, ya sabes: frena antes de llegar y, justo cuando empieces a superarlos, suelta el freno para que la suspensión pueda trabajar al 100% en la absorción de la irregularidad.