ECONOMÍA DEL COCHE
Estos productos químicos, que se añaden al carburante para mejorar el rendimiento del motor, ya están presentes en el combustible de las estaciones de servicio aunque, de manera opcional, puedes comprarlos por tu cuenta: ¿está probada su eficacia en los motores modernos? ¿Y en los más antiguos? Resolvemos estas dudas.
A pesar de la bonificación de 20 céntimos y de que, en este momento, el precio del combustible está experimentando una caída, en España llenar el depósito sigue siendo un elevado gasto para muchos conductores. Entre todas las recomendaciones que recibimos para minimizar el consumo y pasar menos por la estación de servicio, surge el uso de los aditivos: ¿ayudan a ahorrar o es otro mito?
A nivel particular, un conductor puede comprar dos tipos de aditivos: para el aceite o para el combustible. Hoy nos vamos a centrar en los segundos, que son productos químicos que se añaden al carburante para mejorar el rendimiento del motor: ¿ayudan, entonces, a minimizar el consumo? Sí, pero su influencia es mínima. Un estudio realizado por BASF, una empresa química, desveló que el ahorro sería del 3%.
Motores modernos y antiguos
En los modelos más modernos, el empleo de aditivos no aportará ningún beneficio muy apreciable: ni en rendimiento ni en términos de ahorro de combustible. Conseguirás, incluso, el efecto contrario porque la suma de aditivos a tu combustible se convertirá en un gasto más: dependiendo de sus características y de la cantidad, el precio oscilará entre los seis y los veinte euros. Sólo serían rentables para aquellos conductores que hagan un elevado número de kilómetros al año.
En el caso de los motores más antiguos o en aquellos que acumulan muchos kilómetros, los aditivos pueden ayudar porque, con su presencia, es posible minimizar la pérdida de compresión por el desgaste de los cilindros. Con ellos es posible, también, limpiar el circuito de alimentación para aligerar el nivel de impurezas evitando, así, que la mecánica tenga que trabajar haciendo un sobreesfuerzo: limitando esto, se puede reducir el consumo. Algo especialmente relevante en los diésel.
No obstante, conviene tener presente que el efecto de los aditivos es efímero. El cuidado de mecánicas tan longevas y usadas requiere un mantenimiento aún más escrupuloso que el habitual: además de las operaciones habituales, requerirán una serie de ajustes y una exhaustiva limpieza de la carbonilla por parte de los profesionales de un taller. Y es que, una vez más, el cuidado es la clave.
La importancia del mantenimiento
Una de las claves para controlar el consumo de nuestro coche pasa por realizar un correcto mantenimiento respetando todos los plazos para cada proceso: filtros, aceite… Si no cuidamos el motor, ni el mejor de los aditivos podrá evitar que aumente el gasto de combustible. Cabe recordar, además, que las petroleras ya añaden productos químicos a la gasolina y al diésel que echas al depósito.
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