Un coche deportivo para el desierto y la carretera. Esa fue
la premisa que se marcó Zarooq cuando hace unos años comenzó a desarrollar la idea del
Sand Racer, lo más cercano a un SUV de competición con grandes prestaciones off-road pero con el que se pudiera también circular con total comodidad por la ciudad. En este
proyecto comenzó a trabajar Anthony Janarelly, el cual diseñó el vehículo con la colaboración del equipo español Campos Racing. La razón por la que se implicó al equipo que compite actualmente en el WTCC, Fórmula 2, GP3 o Fórmula E, fue precisamente porque el segundo objetivo que tenía
Zarooq en mente era el de desarrollar una copa monomarca con estos vehículos en los Emiratos Árabes Unidos. Después de un tiempo sin saber nada más sobre el proyecto, los responsables desvelaban las imágenes de la que en teoría será la versión de producción del
Zarooq Sand Racer 500 GT.
Con un
motor V8 de 6.2 litros de origen GM y capaz de erogar unos 525 CV de potencia y un conjunto ligero a pesar de contar con tracción total procedente de Lamborghini (el peso del conjunto se sitúa en los 1.300 kilógramos gracias al uso de fibra de carbono en muchos de sus paneles), las
prestaciones en las dunas del desierto son lo más cercanas a la competición que se pueden encontrar en la actualidad en un todocamino de producción. El cambio secuencial de cinco marchas, sumado a la suspensión adaptable te permitirán aprovechar al máximo sus cualidades, e incluso podrás bajar su altura para hacerlo más estable en la conducción por carretera. En cuanto al habitáculo, estamos hablando de un biplaza cuyo diseño interior viene firmado por el lujoso preparador
Mansory y que permitirá a sus propietarios disfrutar de sus prestaciones sentados en un ‘cockpit’ de lujo.
Las primeras unidades llegarán a principios de 2018, siendo por el momento una edición limitada a poco más de una treintena de vehículos. ¿Su precio? Prepara la cartera ya que se dispara por encima de los 400.000 euros.