El canto del cisne del A110
Se trata de la versión culmen del deportivo francés, ya que no podrá seguirse vendiendo al no cumplir con la nueva normativa GSR2
Como si de una supernova se tratase. Así es como Alpine ha querido despedir a su A110 de segunda generación, el modelo con el que la marca retornó a la actividad tras varias décadas durmiendo. Podría haberlo hecho con una simple edición especial, una edición limitada de despedida. Y en parte lo ha hecho, pero a lo bestia - a lo muy bestia. He aquí el Alpine A110 R Ultime, el Alpine definitivo que lleva a lo más radical el concepto del deportivo francés ligero, con más potencia y aerodinámica que nunca. Su precio, advertimos de antemano, también es algo extremo.
Para alcanzar esta potencia (que la desarrolla con gasolina de 102 octanos), Alpine ha modificado la turbina y el compresor del turbo del motor. También ha instalado una nueva caja de cambios DW6 para soportar el incremento de par en 80 Nm con respecto al A110 R. Las opciones de personalización del programa Atelier Sur-Mesure son también de lo más amplias, con 27 colores de exterior, 9 colores de cuero Alcántara en el interior y cuero en 10 tonalidades diferentes.
Alpine habla de este coche como un coche de carreras legal para carretera, en buena medida como el Porsche 904 Carrera y otros modelos similares de los de Stuttgart de mediados y finales de los sesenta. Lo cierto es que sería interesante ver una comparativa dinámica entre este A110 R Ultime, el A110 GT4 de circuitos y el A110 R-GT de rallyes.
La otra es que, en efecto, será la despedida del coche, ya que Alpine no puede venderlo al no cumplir con la nueva normativa de seguridad GSR2 de la Unión Europea (puede, pero durante dos años y un máximo de 1.500 unidades anuales). El A110 volverá, pero como un eléctrico deportivo de tres motores (uno en el eje delantero y dos en el trasero) con una arquitectura ya adelantada en el Alpine A390, que acompaña al A290 que conocimos meses atrás en las 24 Horas de Le Mans.