Centímetros Cúbicos
MINI Clubman Cooper SD, a prueba: ¿nos convence el compacto premium de MINI?
En los años 60, Morris vendió un Mini apodado Clubman. Era una especie de Mini familiar, con unas simpáticas puertas traseras de apertura similar a las de una furgoneta. Cuando BMW relanzó la marca hace poco más de 15 años, no tenían interés en más que versiones de tres puertas y versiones descapotables. Sin embargo, el excelente tirón comercial de los nuevos MINI hizo que en su segunda generación proliferaran todo tipo de versiones. Entre ellas los MINI Paceman, MINI Roadster, MINI Coupé... y MINI Clubman.
El primer intento de relanzar el MINI Clubman no fue demasiado exitoso: pese a ser el miembro más original de la gama, su carrocería asimétrica no logró convencer a muchos clientes, que optaron por un MINI Countryman si querían más espacio. El MINI Clubman ha vuelto, y esta vez sí da en el clavo. El MINI Clubman ahora es un compacto de cinco puertas - técnicamente, seis puertas - de 4,25 metros de longitud.
Ha crecido, se ha vuelto más refinado y tiene en su punto de mira a los Audi A3 y Mercedes Clase A, contra los que aún lucha con una propuesta diferente, más personal a nivel de diseño, y conservando esas fantásticas puertas de apertura horizontal. Por nuestras manos ha pasado durante unos días un MINI Clubman, en su versión Cooper SD con tracción integral All4. Está equipado con el motor diésel más potente de la gama, un 2.0 TwinPower Turbo de 190 CV de potencia, asociado a un cambio automático de convertidor de par y ocho relaciones. Acompañadnos y os diremos qué nos ha parecido.
Es un coche de perfil estilizado, donde la zaga y sus espectaculares pilotos LED se llevan el protagonismo. Dicho sea, las luces de freno están ubicadas en el paragolpes, solo iluminándose las ópticas principales cuando los faros están encendidos. Dentro, el MINI nos recibe en un interior de alta calidad. Es un coche al que hoy por hoy, solo el Audi A3 aventaja en calidad interior, y lo hace por un margen muy estrecho. Los ajustes son francamente buenos y se aprecia la calidad de los materiales con los que ha sido construido - si rebuscas encontrarás plásticos duros, pero son pocos y están escondidos.
Me gusta que siga manteniendo su instrumentación sobre el volante, reservando el espacio central del salpicadero a la necesaria pantalla del sistema de infotainment. Nuestra unidad tenía el salpicadero atravesado por una bonita moldura texturada de aluminio, y en sus puertas, las molduras plateadas revelaban un patrón retroiluminado una vez caía la noche. Desde luego, MINI sabe dar espectáculo.
La ergonomía del puesto de conducción es muy buena, y nos sentamos de hecho bien bajos - no es una postura de conducción de crossover, es más deportiva. En las plazas delanteras el espacio es bueno, mientras que los pasajeros de las plazas traseras tampoco sufren agobios. Es cierto que la plaza central queda prácticamente inutilizada por el túnel de transmisión y su banqueta es más corta, pero los pasajeros de los lados viajan con comodidad. No hay quejas de espacio para la cabeza, aunque si eres alto y el conductor también lo es, puedes acusar falta de espacio para las rodillas. En cuanto al maletero del MINI Clubman, tiene un volumen máximo de carga de 360 litros. Es una cifra idéntica a la del BMW Serie 1, es 20 litros superior a la del Mercedes Clase A y 20 litros inferior a la del Audi A3 Sportback.El maletero tiene una forma completamente regular y un doble fondo variable en altura. Se abre mediante dos portezuelas de apertura lateral. No resultan ni más cómodas ni menos cómodas que un portón convencional, si os soy sincero, pero me gustan por ser diferentes - con todo, hay un pequeño tirón de orejas: la boca de carga queda alta y el coche no tiene rueda de repuesto, sólo el ya común kit antipinchazos. Dos compartimentos laterales protegidos con una red sirven para almacenar objetos más pequeños o frágiles. Por último, mencionar que abatiendo los asientos traseros se forma una superficie plana de carga, con 1.250 litros de volumen y una longitud respetable. ¿Quién dijo miedo a los viajes a IKEA?
A no ser que circulemos a bajas velocidades por nacionales, será complicado bajar de los 5 l/100 km. Igualmente, incluso pisando ciudad, es difícil ver medias parciales superiores a los 7,5 l/100 km. Es un motor agradable en ruta, que brilla especialmente a la hora de hacer adelantamientos en carreteras secundarias, donde su par motor se deja ver con contundencia, firmando adelantamientos seguros y rápidos. Si no vas a hacer muchos kilómetros, existe una alternativa Cooper S en gasolina, movida por un motor 2.0 TwinPower Turbo con 192 CV de potencia y un sonido mucho más refinado. En cualquier caso, este diésel en absoluto es una mala compra.
En cuanto a su dinámica, es un coche de tarado dinámico. Su suspensión es firme, llegando incluso a ser seca en baches - lo que valoro positivamente en una versión Cooper SD orientada al alto rendimiento. Su paso por curva no parece propio de un coche que supera la tonelada y media: es ágil y cambia de dirección con mucha facilidad. La dirección tiene un peso ideal y una retroalimentación soberbia, especialmente en el modo de conducción más deportivo - en el que su instrumentación se tiñe de rojo, siendo más instantánea la respuesta del acelerador. Ahora bien, a no ser que circules habitualmente por zonas de baja adherencia, te recomiendo un tracción delantera, cuyo comportamiento será aún más vivo y ligero... y te ahorrarás 2.000 euros en su precio de tarifa.