Probamos la motorización intermedia de la familia MINI
Los motores tricilíndricos son ya la norma en la industria automovilística: que se lo digan a MINI, que ha conseguido ofrecer uno de los mejores del mercado
Los motores térmicos han visto su tamaño reducido en los últimos años, sobre todo en vehículos de corte urbano, donde hace una década era muy común encontrar propulsores de cuatro cilindros, atmosféricos, con potencias que rondaban los 100-120 CV. En la actualidad éste tipo de motores se puede dar prácticamente por desaparecidos, habiéndose sustituido por propulsores más pequeños, sobrealimentados, más eficientes.
El MINI es, sin lugar a dudas, uno de los urbanos más representativos y deseados del mercado. Desde su (re)nacimiento hace casi 20 años, el MINI avanza ya por su tercera generación, ofreciendo en la última y actual una gran variedad de carrocerías entre la que destaca la carrocería de 5 puertas, una variante que aúna la compacidad de la carrocería de 3 puertas con la polivalencia de una carrocería más práctica. Animado por un motor 1.5 turbo de 135 CV, el Mini Cooper 5p se pone a prueba para demostrar sus capacidades en todo tipo de terrenos.
Si por algo se caracteriza la carrocería de cualquier versión de MINI es por su personalidad: el MINI 5p es un MINI más, plenamente reconocible como tal desde el primer golpe de vista. El MINI destaca por un frontal muy característico, con una parrilla cromada que realza la sensación de elegancia del vehículo, y unos grupos ópticos redondeados que nos recuerda irremediablemente al MINI original.
El MINI de 5 puertas tiene una carrocería muy bien proporcionada, independientemente de la perspectiva que tomemos al mirarla. Las puertas traseras son, eso sí, sensiblemente más pequeñas de lo normal, debido a que la longitud total de la carrocería no se ha visto incrementada de forma sustancial. De hecho, el MINI de 5 puertas es uno de los urbanos de segmento B con menor longitud de carrocería al no superar los 4 metros, quedándose en 3.98 metros de largo.
En el caso de la unidad que nos ocupa, la combinación cromática realza claramente el carácter del MINI con una pintura de color azul muy llamativa que combinada con los colores oscuros de llantas y techo y con los apliques cromados repartidos por toda la carrocería hace que la estampa del pequeño MINI sea de lo más atractivo.
Si pasamos al interior del MINI nos encontramos con un ambiente, de nuevo, muy personal: es de esos coches en los que es imposible confundir el habitáculo con el de otro coche como sí sucede con modelos de otras marcas más generalistas. El MINI retiene, eso sí, la práctica totalidad de las piezas que componen el habitáculo del MINI de 3 puertas.
Con una calidad de realización que lo sitúa como uno de los mejores del segmento, el MINI hace disfrutar a sus ocupantes con detalles como unos asientos que recogen excepcionalmente bien el cuerpo, una instrumentación que se mueve solidariamente con la columna de dirección, un gran "reloj" central que acoge el sistema multimedia o un espectacular sistema de luces de ambiente que incluye, si así lo deseamos -y pagamos- molduras retroiluminadas en el salpicadero.
El interior, eso sí, no es el más amplio del segmento: en la parte posterior, pese a estar homologado para 3 personas, no es recomendable que se acomoden más de 2 personas. Además, el espacio para las piernas no destaca por su cantidad. Por contra, disfrutaremos de un maletero mínimo de 278 litros, casi 80 litros más que en el caso del MINI de 3 puertas.
La cantidad de equipamiento y de elementos decorativos que pueden estar presentes en el interior del MINI dan buena cuenta del carácter premium que quiere imprimir la marca en sus modelos. Así, podremos equipar a nuestro pequeño utilitario con elementos como un sistema Head-Up Display de proyección de información, un techo panorámico de cristal, un sistema de sonido Harman&Kardon o tapicería de cuero en diferentes tonalidades.
El MINI Cooper que ocupa nuestra prueba está equipado con un motor 1.5 de gasolina, con tres cilindros y sobrealimentación mediante turbocompresor. Cuenta además con inyección directa, ofreciendo una potencia máxima de 136 CV y un par máximo de 220 NM. Asociado a una caja de cambios manual de 6 velocidades, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8.3 segundos, alcanzando una velocidad punta de 207 km/h.
Con éste motor el MINI Cooper de 5 puertas mueve sus poco menos de 1.300 kg con gran solvencia: sin duda, pese a tratarse a priori de un motor poco refinado por su concepción, el pequeño 1.5 de tres cilindros me ha dejado un gran sabor de boca por su empuje, su finura y su reducido consumo, ya que a lo largo de la prueba no ha subido de 6.5 litros/100 km.
Gracias a un chasis muy bien puesto a punto, el MINI se encuentra como pez en el agua en curvas rápidas y medias: su suspensión, algo rígida cuando la superficie no está perfectamente asfaltada, contiene muy bien los movimientos de la carrocería, y gracias a su estructura independiente en ambos ejes su estabilidad tanto lineal como lateral está fuera de toda duda.
La contrapartida a todo este torrente de diversión, personalidad y tecnología la encontramos en el precio de venta: el MINI Cooper de 5p tiene un precio de partida de 24.000€, sensiblemente superior al de alternativas con el mismo -o superior- nivel de potencia. Como muestra, un Suzuki Swift Sport tiene un precio de partida que ronda los 20.000€, mientras que un Ford Fiesta ST tiene un precio de partida que ronda los 22.000€ ofreciendo, además, casi 70 CV más de potencia.
La unidad que ilustra la prueba, además, está tan equipada que supera con creces los 30.000€, aunque a cambio recibiremos, eso sí, un urbanita casi perfecto para un uso urbano y más que notable para un uso tanto en carreteras rápidas como en vías reviradas, ofreciendo un gran compromiso entre practicidad, dinamismo y coste de uso.