Ponemos a prueba el SUV más pequeño de SEAT
SEAT lanzó el Arona, un SUV basado en el Ibiza, con la intención de convertirse en uno de los "cocos" del segmento: sin duda lo ha conseguido gracias a todo tipo de atributos
El segmento de los B-SUV es, sin lugar a dudas, uno de los más animados del momento: el mercado ha fijado su atención en este tipo de vehículos, que demuestran como se puede aunar a la perfección la practicidad de un vehículo eminentemente urbano como un segmento B con la polivalencia de un SUV, contando además con espacio, equipamiento y, porqué no decirlo, una imagen muy atractiva.
Es el caso del SEAT Arona, uno de los SUV más populares del mercado. Y es que si bien los chicos de SEAT han hecho un gran trabajo en términos de imagen, no lo han hecho peor con su chasis, uno de los más reactivos y dinámicos del momento. Para nuestra prueba hemos escogido la versión más equipada de la gama, denominada Xcellence, aderezada con un motor 1.0 TSI de 95 CV.
El SEAT Arona guarda un gran parecido con el SEAT Ibiza. Se trata de dos modelos que se pueden considerar sin ningún miedo como “hermanos”: fabricados incluso en la misma planta española de Martorell, comparten entre sí una gran proporción de piezas. El SEAT Arona destaca por su frontal, muy agresivo y deportivo, con una pequeña parrilla que combina a la perfección con unos grupos ópticos de forma triangular que, en nuestro caso, equipan iluminación full LED.
Con una longitud total de 4.14 metros, resulta 8 centímetros más largo que un SEAT Ibiza. Además, tiene una anchura de 1.78 metros y una altura de 1.54 metros, siendo por tanto 10 centímetros más alto que el Ibiza. Su imagen, además, es mucho más robusta: detalles como unos bajos reforzados con plásticos sin pintar, las barras del techo o un portón con unos grupos ópticos más grandes hacen que la imagen del SEAT Arona sea la de un auténtico SUV.
Nuestra unidad, además, muestra la mejor cara del modelo español gracias a unas llantas de aleación bitono de 17 pulgadas que combinan a la perfección con el acabado en doble color de la carrocería y la moldura del pilar C rematada en plata satinado. Sin duda, un gran acierto por parte del equipo de diseño de SEAT.
El interior del SEAT Arona está menos diferenciado del SEAT Ibiza que el exterior. Al fin y al cabo, con una construcción tan similar lo más habitual es que se compartan numerosas piezas entre modelos, algo que se hace patente en el habitáculo, que cuenta con un salpicadero exactamente igual que el que monta el SEAT Ibiza. Así, si bien los materiales son toscos (no existen plásticos blandos a excepción de la moldura frontal del salpicadero) es posible encontrar algunos detalles de calidad como el revestimiento acolchado de los apoyabrazos de las puertas, así como la terminación textil de los paneles.
No obstante, el SEAT Arona no destaca por la calidad de sus materiales: otros modelos como el Peugeot 2008 o el Renault Captur lo superan, contando además con un diseño mucho más moderno. El SEAT Arona, por tanto, se sitúa en la media del segmento en éste apartado gracias a una calidad correcta y un equipamiento completo en el que destacan elementos como el climatizador bizona, el sistema de frenada de emergencia o el panel de instrumentos totalmente digital.
En el habitáculo del SEAT Arona hay espacio suficiente para que cuatro adultos se acomoden sin mayor problema, aunque la plaza central de la fila posterior es demasiado estrecha, resultando incómoda. El maletero, por su parte, tiene una capacidad que ronda los 400 litros, suficiente para más de un viaje en familia.
El SEAT Arona se construye, al igual que toda la familia de urbanos del Grupo VW ya sean vehículos convencionales o SUV, utilizando la plataforma MQB A0, una versión más “compacta” de la plataforma modular MQB que tantas alegrías le ha dado al gigante alemán. El Arona, por tanto, comparte numerosos componentes técnicos con modelos de todo tipo.
Nos encontramos con una estructura convencional de suspensiones: esquema McPherson en el eje delantero y eje de torsión en la parte posterior, que dan como resultado un buen compromiso entre estabilidad y filtrado. Los amortiguadores, no obstante, son más bien rígidos, lo que hace que el Arona sea un vehículo más reactivo de lo que cabría esperar.
El motor que anima a nuestro Arona es el menos potente de la gama: se trata de un bloque 1.0 TSI de tres cilindros con 95 CV y 170 NM que se asocia a una caja de cambios de 5 velocidades. Acelera de 0 a 100 km/h en 11.4 segundos, alcanzando una velocidad punta de 175 km/h y consumiendo, de media real que ronda los 6.5 litros/100 km en todo tipo de usos.
Pese a que las cifras teóricas puedan parecer algo escasas, la realidad es que el SEAT Arona se mueve con soltura en la carretera: el pequeño motor tricilíndrico es capaz de empujar con solvencia, aunque es cierto que con cuatro personas y maletero cargado se vuelve más perezoso de lo que nos gustaría.
El otro punto en el que nos sorprende el SEAT Arona es en su dinámica: ofrece unas reacciones muy vivas, que invitan a pasárselo bien en carreteras de curvas: su dirección es comunicativa y la carrocería se apoya con seguridad, aunque también es cierto que en determinados momentos nos podemos encontrar con un chasis demasiado “saltarín”. Eso sí, aquellos que busquen un SUV urbano tranquilo y con un rodar extremadamente aislado y relajado, que busquen otro coche.
El SEAT Arona tiene a su disposición una gama compuesta por motores de gasolina de 95, 115 y 150 CV, estando también disponibles opciones diésel y alimentadas por GNC (Gas Natural Comprimido). La gama del modelo español arranca en los 14.500 euros, aunque la unidad que ha sido objeto de nuestra prueba tiene un precio de salida de 21.400€ sin descuentos.
Por ese precio podremos optar a otros modelos de la competencia como el Renault Captur en sus versiones más asequibles, el KIA Stonic o el Volkswagen T-Cross, pero siempre tendremos que hacerlo con equipamientos menos extensos que los que nos ofrece el SEAT Arona en su variante Xcellence Edition.