23 ETAPAS
Ha recorrido los 764 kilómetros que componen el Camino Francés desde Ronvescalles (Navarra) hasta Santiago de Compostela.
Hace ya varios meses que Citroën nos presentó un nuevo ‘vehículo’ eléctrico: el Citroën AMI. Lo entrecomillamos porque, en realidad, se trata de un cuadriciclo ligero eléctrico que debido a sus características lleva a pensar en un uso urbanita. Sin embargo, es posible traspasar los límites de la ciudad siempre que respetemos las normas. Así lo hemos comprobado en nuestra prueba del Citroën AMI en el Camino de Santiago.
Sí, el pequeño eléctrico ha recorrido los 764 kilómetros que componen el Camino Francés desde Ronvescalles (Navarra) hasta Santiago de Compostela. Cada jornada, tres periodistas dibujaban varias etapas hasta completar un total de 23 trayectos. Sus 75 kilómetros de autonomía oficial han sido suficientes para cubrir los tres tramos diarios aunque, eso sí, como buen eléctrico que es había que parar a recargarlo.
Una velocidad máxima de 45 km/h
Como os decíamos antes, el Citroën AMI es un cuadriciclo ligero eléctrico que se puede conducir con el permiso AM que se puede obtener con quince años cumplidos. Esta condición nos lleva a hablar de su autonomía y de su velocidad máxima. Cuenta con una batería de iones de litio cuya capacidad es de 5,5 kWh proporcionando una independencia eléctrica de 75 kilómetros: se puede recargar por completo en tres horas conectando el AMI a un enchufe estándar de 220 V. A bordo no podremos superar los 45 km/h, una velocidad máxima resultar algo aburrida y obliga a aportar un plus de atención al volante.
¿Es de juguete?
Aunque lo parezca… no, no es un juguete. Su diseño ha apostado por una forma tan original como simétrica: para ahorrar costes, el Citroën AMI es igual por delante y por detrás. La única forma que tenemos para distinguir el frontal de la zaga es la forma de los faros y algún elemento específico más. Mide 2,41 metros de largo, 1,39 de ancho y tiene un diámetro de giro de 7,20 metros perfecto para la ciudad.
A nivel estético, Citroën nos ofrece múltiples opciones de personalización: es posible elegir entre cuatro colores para el techo y sus adhesivos, la puerta, las llantas, las alfombrillas, el gancho, las bolsas o la parte superior del salpicadero. Si queremos ir un poco más allá podemos darle, incluso, un aire deportivo como tenía la unidad que probamos: este paquete incorpora un alerón en la parte trasera, un adhesivo con un número y unas protecciones negras en los paragolpes
Un interior simple y práctico
Hechas las presentaciones, nos subimos a bordo: el acceso del pasajero es convencional, pero el del conductor ha adoptado el formato de puerta suicida. ¿La razón? Ambas son iguales para reducir costes, una constante en el Citroën AMI. Teniendo en cuenta sus medidas, la sensación de amplitud sorprende: algo que han logrado con enormes superficies acristaladas que ofrecen una vista de 360 grados.
Los asientos, eso sí, no son demasiados cómodos a pesar de que tienen un pequeño colchón: el respaldo es fijo y rígido. Comprobamos que el sitio del acompañante ha sido ubicado unos centímetros por detrás para evitar choques de hombros y que impera la sencillez: los tiradores son cintas y las ventanillas son de pinza, es decir, podemos abrirlas fácilmente pero cerrarlas cuando estamos circulando es prácticamente imposible.
No es el habitáculo más amplio del mundo, pero tenemos espacio suficiente para una pequeña carga en su maletero y cuenta, además, con una gran bandeja portaobjetos que va de lado a lado del salpicadero. No es el más tecnológico porque nuestro móvil está obligado a hacer las veces de sistema de infoentretenimiento (cuenta, eso sí, con una toma USB) y puede que tampoco el más confortable: no dispone de aire acondicionado, pero sí de calefacción.
El Citroën AMI en marcha
Es hora de empezar a moverlos: los botones D, N y R están ubicados en el lateral izquierdo del asiento del conductor. El cuadro de instrumentos del Citroën AMI es monocromo y pequeño, pero muestra la información que necesitamos para circular con él: velocidad, autonomía y kilómetros recorridos.
Cuando atravesamos las localidades presentes en nuestra etapa del Camino de Santiago nos damos cuenta que en este escenario el Citroën AMI es un vehículo fácil de conducir: responde de manera progresiva y filtra bien… aunque las suspensiones no disimulan su dureza. ¿Y fuera de esos límites? Hay que tener en cuenta que al ser un cuadriciclo ligero el acceso a las vías rápidas (autovías y autopistas) está prohibido: sólo podemos movernos legalmente por secundarias, nacionales y comarcales.
En este contexto, su autonomía (75 kilómetros) y su velocidad máxima (45 km/h) condicionan los trayectos: hay que circular cerca del arcén y facilitar los adelantamientos del resto de vehículos que se acercan por los pequeños retrovisores laterales circulares: el interior no existe. Además, la filtración es escasa y el aislamiento, prácticamente, nulo: si le pedimos que rinda al máximo vamos a tener que subir el volumen de nuestro móvil para olvidarnos del ruido exterior.
Aunque sería una posible solución para moverse por pueblos y localidades más pequeñas debido a su facilidad de recarga y sus 75 kilómetros de independencia eléctrica, lo cierto es que el hábitat natural del Citroën AMI es la ciudad porque los trayectos son más cortos, las facilidades que proporciona a la hora de aparcar son una gran ventaja en las grandes urbes y, además, no podemos olvidar que no tiene airbags ni ayudas de seguridad electrónicas ni zonas de deformación.