Estamos de enhorabuena. El
best-seller de Renault se renueva, con una nueva generación que está llamada a asumir los retos que plantea el sector para el próximo lustro. El
Renault Mégane es históricamente uno de los modelos más populares en nuestro país. Sin ir más lejos, el Mégane sigue ostentando un récord que hoy en día parece imposible nadie vaya a superar, el de vender el mayor número de unidades en un año, con un total de 117.624 matriculaciones en 2004, incluyendo a su variante monovolumen, el Scenic. El gran problema está en que el turismo compacto ya no solo tiene que repartir sus ventas con los monovolúmenes, sino también con esa suerte de SUV y crossovers que se han convertido en el segmento de moda en los últimos años. Ante esta situación solo queda crear un producto redondo para que el cliente acabe recalando en tu marca, y no en las de la competencia. Y en esa línea Renault ha querido afianzar la posición del Mégane apostando por tecnología, distinción, confort y calidad de rodadura. Algo que no deja de ser un cliché, si tenemos en cuenta que todo nuevo modelo que se precie de serlo ha de mejorar en todos esos aspectos. Pero como veremos a continuación parece que Renault ha hecho su trabajo para situarse, como mínimo, a un nivel más que aceptable, e incluso distinguido, frente a sus rivales.
No habrá Mégane de 3 puertas. Lo cual nos deja con un Renault Mégane que únicamente se comercializará con una carrocería compacta de cinco puertas, un familiar que se presentará a lo largo de este año, y un sedán de tres cuerpos que de nuevo se llamará Mégane (ocupará el lugar del modelo que hasta ahora conocíamos como Fluence).
Al prescindir de carrocería de tres puertas, Renault ha tenido que buscar un toque de deportividad y distinción apostando por acabados más agresivos, los GT, y GT Line, desde el mismo momento en que ha iniciado la comercialización de este nuevo Mégane. Y ese ha sido precisamente el objeto de nuestro primer contacto, un
Renault Mégane GT que llega con un potente motor de gasolina y la firma de Renault Sport. Un producto que perfectamente podríamos situar en la estela de modelos como el Volkswagen Golf GTI, con un toque de deportividad, y un equipamiento realmente completo. En el Renault Mégane ya salta a la vista que los franceses han apostado por un diseño más sofisticado, una parrilla prominente, un emblema en forma de rombo más grande que nunca, faros en forma de C de diseño tridimensional, caprichosas formas para sus pilotos traseros que prácticamente se unen hasta tocar el rombo, una carrocería más larga (+64 mm), baja (-25 mm) y ancha, una mayor distancia entre ejes y mucha personalidad. Sofisticación que se acentúa aún más en este modelo GT, que goza de nuevos detalles cromados, defensas específicas, un difusor trasero de buen tamaño y llantas de 17”, con opción a 18”.
El GT tan solo se comercializa con un motor de gasolina, cuatro cilindros y 205 CV de potencia, asociado a un cambio automático. Razón de más para que Renault apostase por una línea GT Line, que trata de ofrecer una dotación de equipamiento muy completa, y un estilo más deportivo y distinguido heredado del GT, asociado a motores más modestos.
El
Renault Mégane GT estará disponible por 26.900€, que incluyen descuento promocional de lanzamiento, pero no Plan PIVE. Un Volkswagen Golf GTI es más potente (220 CV) pero ya asciende a 34.270€ si nos lo llevamos con cambio DSG, para que pueda resultar comparable. Un Peugeot 308 GT 1.6 THP de 205 CV se sitúa en 26.350€ con cambio manual. Estamos ante un motor potente y deportivo, que garantiza una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos.
Renault ha recurrido a su caja de cambios de doble embrague, el EDC de 7 velocidades, un cambio que probablemente no sea el más suave y rápido de su categoría, pero que efectivamente ha mejorado en refinamiento desde la última vez que lo probamos. Renault ha recurrido también a unas levas en el volante, para aquellos que quieran disfrutar cambiando de marcha, en modo secuencial. Es un elemento indispensable en un vehículo de estas características, pero nos ha sorprendido mucho que Renault optase por unas levas grandes, aunque situadas en una posición muy alta, quizás demasiado alta para la posición en la que normalmente llevamos colocadas nuestras manos. Eso no impide que podamos cambiar de marcha correctamente, ni tan siquiera con el volante girado, puesto que al mantenerse fijas en la columna de la dirección siempre sabemos en qué posición se encuentran. Pero habitualmente nos encontraremos con que nos resultará más cómodo cambiar de marcha con dos dedos, que hacerlo con toda la mano. Un aspecto que sinceramente nos ha desconcertado. Este cambio estrena en el Mégane GT una función que Renault denomina como Multi-Change Down, que te permite reducir varias marchas de una vez dejando pulsada durante unos instantes la leva izquierda. También goza de Launch Control, un sistema poco común en un vehículo que a priori no se presenta como un auténtico deportivo. Más allá de lo interesante que resulta este motor,
nos ha convencido mucho el aplomo del coche, el tacto de la dirección, y el confort de rodadura, especialmente en el modo Sport. El aislamiento del nuevo Mégane también es muy correcto. Pudimos realizar algunos kilómetros en un dCi de 110 CV y ese aislamiento nos convenció aún más por su capacidad para aislarnos del sonido de un motor diésel más rumoroso que el gasolina utilizado por el GT, pero también nos demostró que su cambio manual quizás hubiera estado mejor con una palanca de cambios de recorridos más precisos.
El Mégane GT ya goza de un precio nada desdeñable para un compacto generalista, pero a nuestro juicio bastante adecuado para su dotación de equipamiento.
Este modelo cuenta con piezas específicas, muelles, amortiguadores, barras estabilizadoras y dirección. Su puesta a punto ha corrido a cargo de Renault Sport. E incluso está equipado con un sistema de eje trasero direccional, que Renault comercializa como 4CONTROL. No es habitual que un compacto, y aún menos un generalista, recurra a esta tecnología, que consiste en virar las ruedas en sentido contrario a las delanteras para agilizar las maniobras a baja velocidad (para acortar el radio de giro), y en virar las ruedas traseras en el mismo sentido que las delanteras para añadir estabilidad en curva a gran velocidad. Renault también ha diseñado un sistema de modos de conducción realmente interesante, que más allá de los predefinidos, los Neutro, Confort, y Sport, ofrece la posibilidad de personalización de todos ellos para ajustarlos a nuestras preferencias. Pensad que estos modos, entre otras cosas, ajustan la iluminación del interior del habitáculo. El Renault Mégane GT está equipado con una iluminación de cortesía LED que permite ajustar la tonalidad, y que varía en función del modo que escojamos. En modo confort la iluminación se tornará azul, en neutro en blanco y en Sport en rojo. Esta personalización nos permite que podamos utilizar el modo que más nos guste, por ejemplo deportivo, con un color que nos resulte visualmente más atractivo y confortable, por ejemplo azul.
Hay que reconocer que
Renault ha puesto toda la carne en el asador para crear un producto cuya calidad percibida es realmente alta. El más básico de los Mégane contará con una pantalla de 4,2” a modo de sistema de entretenimiento. Por encima, contaremos con una pantalla táctil muy aceptable de 7”, navegación, y sistema R-LINK 2. Y opcionalmente (y de serie en línea BOSE), nos lo podremos llevar con una pantalla vertical de 8,7”. Una gran pantalla con una filosofía muy parecida a la del Tesla Model S, o los nuevos Volvo XC90, salvando las distancias. Esta pantalla nos permite ajustar multitud de parámetros del coche, como los modos de conducción. Y gracias a su diseño vertical, también nos facilita una división en dos espacios de manera que resulta muy sencillo visualizar a la vez dos sistemas diferentes. Por ejemplo podremos ver las indicaciones del navegador a la vez que estamos manipulando el equipo de entretenimiento, sintonizando una nueva emisora de radio, o buscando música en nuestro teléfono móvil.
El GT equipa de serie sensores de aparcamiento traseros, alerta por cambio involuntario de carril, sistema de reconocimiento de señales de tráfico (que nos avisa si nos pasamos de los límites de velocidad), cambio automático de las luces de largo alcance, asientos de corte deportivo y faros FULL LED. Nosotros ya nos hemos quedado con ganas de más, de ponernos al volante del resto de la gama Mégane y disfrutar de este compacto.