cómodo, capaz, de consumo razonable y con etiqueta eco
La berlina híbrida de Ford (en 2020 la marca tendrá hasta 14 modelos electrificados) gana enteros en casi todo en su última actualización, a la par del resto de la gama. El primer Mondeo híbrido llegó en 2015 en su carrocería de cuatro puertas y Ford decidió en 2019 lanzar la versión electrificada para su silueta Sportbreak, la familiar, que compensa parte del espacio perdido del maletero por las baterías.
Va para tres años que probábamos el Ford Mondeo Hybrid, en su versión sedán, entonces la única disponible, y teníamos ganas ya de ponernos al volante de su actualización de 2019. Para ello, hemos elegido el Sportbreak del nuevo Ford Mondeo Hybrid, ya que por primera vez la versión 'electrificada' de la berlina del óvalo se vende con carrocería familiar. Este híbrido ofrece 187 CV y un consumo contenido de combustible teniendo en cuenta su potencia y tamaño.
Hace más de 25 años que se comercializa el Mondeo en Europa, pero no fue hasta 2015 que la marca americana decidió lanzar la versión híbrida. Y ahora, llega la versión Sportbreak, para satisfacer a quien busca un híbrido con mayor capacidad de carga o que, simplemente, prefieren una estética más familiar.
El Ford Mondeo, en cualquier de sus dos carrocerías, sedán o Sportbreak, es una de las pocas opciones disponibles dentro del segmento, digamos, generalista. Diré que destaca por no destacar, y sólo el apellido Hybrid le distingue de sus hermanos de gama. Pero el nuevo Ford Mondeo -hibrido o no- es un magnífico modelo, cada vez más cerca de lo que hoy se denomina premium, especialmente en sus acabados más altos, y eso se nota. Destaca especialmente la excelente insonorización y la suavidad de marcha.
Formato convencionalmente actualizado
El Ford Mondeo Hybrid Sportbreak es una opción a tener en cuenta para aquellos que busquen un familiar con un consumo medio contenido. Monta, como la versión sedán, un motor de gasolina de 2 litros y dos motores eléctricos: uno para impulsar el vehículo y otro que actúa como generador y motor de arranque. La potencia total de este sistema híbrido es de 187 CV.
Respecto al motor de gasolina, hablamos de un bloque de aluminio con ciclo Atkinson que, con 1.999 cm3, dos arboles de levas en la culata e inyección directa, es capaz de desarrollar 140 CV (103 kW) de potencia a 6.000 rpm y 173 Nm de par a 4.000 vueltas y cuenta con Start/Stop de serie.
Uno de los motores eléctricos tiene oficialmente 120 CV (88 kW) y 240 Nm de par, aunque la potencia de la batería limita esta cifra a 89 CV, dando como resultado una potencia combinada de 187 CV (137 kW) a 6.000 rpm y 300 Nm de par. Gira solidario con las ruedas y puede impulsar el vehículo o actuar como generador para recargar la batería con la frenada regenerativa.
El otro motor está acoplado al bloque de gasolina y actúa como motor de arranque y como generador cuando se alcanza un mínimo de nivel de carga en la batería. Los tres motores y las ruedas delanteras quedan conectados a través de un engranaje planetario, dejando entre medias el diferencial y un tren de engranajes reductor que hace las veces de transmisión.
Con 187 CV, este híbrido se comporta con agilidad en carretera, lejos de parecer un familiar pesado y torpe. Conducir un híbrido tiene varias ventajas respecto a una versión de gasolina o diésel, no sólo centrada en el hecho de que permite obtener la etiqueta medioambiental Eco. Ofrece una conducción muy confortable, porque parcialmente funciona en modo eléctrico, sobre todo si lo hacemos en ciudad.
En el caso de este Mondeo, sus 187 CV son una potencia considerable, y gasta relativamente poco. Su batería permite conducir en modo totalmente eléctrico hasta una velocidad de 135 km/h, aunque difícilmente llegaremos ha recorrer más de 2 kms. sólo con la energía eléctrica. La activación del motor eléctrico, total o parcialmente durante el recorrido, especialmente urbano, es lo que permite reducir el consumo y contaminar un poco menos.
Durante la prueba gastó una media de 6,6 litros a los 100, con un máximo de 6,8 litros en ciudad y 6,4 litros en carretera.
Así se comporta fuera de la urbe
El Mondeo Hybrid Sportbreack es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 9,4 segundos, con una recuperación de 80 a 120 km/h en 7,1 segundos y una velocidad máxima de 187 km/h. No dudo que será suficiente para muchos usuarios, pero las cifras de potencia sobre el papel podrían llevar a confusión a algunas personas. Oficialmente, es más rápido que las dos opciones diésel. No menos gratificantes son los consumos, especialmente en la ciudad, donde el motor eléctrico trabaja con mayor frecuencia.
Se comporta prácticamente como cualquier otra versión con motor de combustión, con el añadido que, en este caso, dispone de un cambio automático con engranaje planetario, de marchas infinitas, como si fuese un CVT. El engranaje planetario nos ofrece múltiples desarrollos, haciendo posible que el motor de combustión trabaje en su punto de mejor rendimiento. El resultado del conjunto es un familiar equilibrado en prestaciones y consumos, y ofrece una aceleración suave, lineal y progresiva.
Este tipo de cambios son muy cómodos para un uso en ciudad, donde constantemente paramos y arrancamos, sin excesivos requerimientos de potencia. También es un cambio ideal para rodar por carretera a un ritmo tranquilo. Si lo hacemos así, transmiten una buena sensación de confort, hacen la conducción más fácil y menos estresante.
El inconveniente de estos cambios es que dan una sensación de 'resbalamiento' cuando se acelera con contundencia. Es una sensación provocada por la descoordinación entre el ruido de aceleración que se recibe y la aceleración real del coche. El motor térmico se revoluciona en exceso para el empuje que está transmitiendo al coche. Es una característica muy común en los híbridos con este tipo de cambios que, poco a poco va mejorando, pero que todavía está lejos de alcanzar la experiencia de conducción de un cambio automático de convertidor de par o doble embrague.
Este cambio también dispone de una posición 'B' que permite aumentar la retención en el momento en el que dejamos de acelerar o iniciamos un descenso durante el recorrido. De esta manera, el sistema puede transformar la energía cinética en energía eléctrica con mayor intensidad.
Este híbrido también tenemos un programa ECO, que se activa a través de un pulsador en la consola central, y que permite suavizar la respuesta del acelerador y así consumir menos. En este coche, como ya vimos en la anterior generación del Mondeo, la conducción eficiente tiene premio: se trata de llenar de hojas la pantalla del cuadro de instrumentos. A mayor número de hojas, mejor conducimos.
El Mondeo Hybrid Sportbreak no equipa ni sistema de modos de conducción, ni suspensión adaptativa ni complejos sistemas electrónicos que apoyen al control de estabilidad. No tiene una filosofía deportiva, sino más bien rutera, confortable y funcional. En fin, lo que la mayoría del público busca en un vehículo familiar.
Lo que ha mejorado
Esta última entrega del Ford Mondeo, renovada en este 2019, mejora su oferta de sistemas de ayuda a la conducción: Ahora equipa control de crucero adaptativo con función de parada y arranque; y también limitador de velocidad con reconocimiento de señales.
En este restyling también se han retocado algunos elementos del exterior: nueva calandra más ancha, con lamas horizontales y cromadas en esta versión híbrida. También cambia el diseño del paragolpes, que tiene una banda de color negro que lo cruza en horizontal.
Los faros mantienen su diseño pero cambia el grafismo de las luces diurnas. Tambien cambia el diseño de las luces traseras, que ahora están conectadas mediante una banda cromada que recorre todo el portón a lo ancho. Esta versión híbrida la reconoceréis porque no tiene el doble escape de las versiones con motor de combustión.
Cómodo, bien terminado y equipado
El primer contacto con este coche es positivo. Encuentras unos asientos muy cómodos, con todo tipo de ajustes y función de masaje. La columna de dirección también puede ser ajustable de forma eléctrica, facilitando encontrar la buena postura de conducción.
En el cuadro de instrumentos hay dos pantallas digitales a los lados del velocímetro. La de la izquierda recoge básicamente los datos sobre el estado de la carga de la batería, el flujo de la energía (si se está recargando mediante el sistema de recuperación de energía cinética, por ejemplo), mientras que la pantalla de la derecha muestra principalmente los datos del ordenador de a bordo.
En la consola central se situa la pantalla táctil que muestra los menús del sistema SYNC 3 de Ford. Una pantalla táctil de ocho pulgadas para el sistema de navegación e infoentretenimiento SONY, que incorpora gráficos y una capacitación táctil buenos en conjunto. Como decíamos, SYNC 3 es compatible con Apple CarPlay y Android Auto. Se puede acceder a los menús desde la propia pantalla o bien a través de las teclas de acceso directo de la consola central.
A ambos lados de la palanca del cambio encontramos algunos botones como el del modo ECO, el apagado/encendido del Start/Stop o el freno de mano eléctrico. Más atrás, dos posavasos nos adelantan la llegada del final de la consola central, la cual culmina con un reposabrazos central que alberga una generosa guantera. En este sentido, el diseño de este Mondeo corre el riesgo de perder frescura con el paso de los años, aunque también es cierto que es fiel a un estilo que Ford siempre ha imprimido a sus productos.
Buenas plazas traseras, maletero ajustado
El confort que encontramos en las plazas delanteras también lo sentimos en las traseras. Hay buen espacio en todos los sentidos, quizás algo menos en altura al techo teniendo en cuenta que la unidad probada equipaba techo solar. Curiosamente, los cinturones pueden llevar incorporado un sistema de airbag, y hay buenos detalles como el apoyabrazos central, la trampilla porta skys que conecta con el maletero, o las cortinillas parasol, escamoteables fácilmente en la puerta.
Si hay algo en lo que no se le puede poner pegas es en comodidad. Viajar en el Mondeo Sportbreak es realmente placentero, con mucho espacio y unos asientos cómodos, refrigerados, con masajes, calefactables y de notable agarre tanto en la banqueta como en el respaldo.
En términos de habitabilidad, los pasajeros de la segunda fila cuentan con un mejor acceso al habitáculo, sino también con mejores cotas para rodillas y cabeza respecto a la berlina. La anchura y la altura son generosas, mientras que en la plaza central el túnel de transmisión no resulta excesivamente molesto ni el mullido poco confortable.
Respecto al espacio de carga, el maletero del Ford Mondeo Sportbreak convencional cuenta con una capacidad de 525 litros, una medida algo justa en el segmento, y en esta variante híbrida se reduce todavía más hasta los 403 litros, ampliables a 1.508 litros al abatir los asientos.
Sí que ofrece un gran tapizado, mejor que el de la berlina, así como unas formas regulares y varios anclajes, pero al llevar el paquete de baterías debajo, varios huecos para meter herramientas y la batería de 12V, queda abultado y muy alejado del suelo, algo poco práctico a la hora de cargar objetos pesados. La altura del borde de carga queda a 540 mm. Destacable es la generosa boca de carga, como buen familiar que es, contando en este caso con apertura eléctrica del portón.
La unidad probada equipaba el acabado Titanium. Su precio base es de 38.100 euros. Sólo las versiones diésel de menor potencia tienen un precio inferior. Es, por lo tanto, una de las versiones más económicas de la gama Mondeo. Su tecnología híbrida se hace pagar, pero también permite que la inversión pueda amortizarse con el paso de los kilómetros gracias a su menor consumo. No tanto para el bolsillo como para nuestra contribución a mejorar la contaminación en general y beneficiarse de los privilegios que le otorga la cotizada etiqueta ECO.