EL POLO "SUV" ACTUALIZADO
Fabricado en la factoría de Volkswagen en Navarra (Landaben), el T-Cross se ha renovado en importantes detalles.
El más pequeño de los SUV de Volkswagen, el T-Cross, ha recibido este año una importante actualización que ya hemos tenido la oportunidad de probar en distintos tipos de recorrido. El modelo anterior se ha convertido en uno de los coches más vendidos de Volkswagen.
En Landaben se han producido más de 690.000 unidades. En una factoría donde se construyó el mítico Seat Panda y donde se fabrica también el Polo, un coche que, desde España, se exporta a todo el mundo y que comparte espacio con su hermano, el T- Cross. Su nueva actualización conlleva, también, su producción, en exclusiva para Europa, desde esta fábrica.
La renovación del SUV pequeño de Volkswagen pasa por los cambios de diseño en los faros y en los pilotos, las mejoras en el equipamiento, en los materiales de recubrimiento y en la vida a bordo. También, ofrece nuevos colores. Todo disponible en tres niveles.
Básico, Life y R-Line. La versión que probamos hoy es la R -Line con el motor intermedio, de 115 caballos. El T- Cross es un coche moderno que apuesta por los motores convencionales, es decir, los de gasolina. Y en todas sus versiones, por la tracción delantera. De momento no hay rastro de la electrificación y, como consecuencia, a todos les corresponde la etiqueta medioambiental “C” de la DGT.
Motores convencionales pero sin alardes de cilindrada para un consumo contenido. Todos son 1.0 TSI, con potencia de 95 caballos, y otra opción de 115 . Bueno hay una excepción, un motor más potente, un 1.5 tsi de 150 caballos (Unidad de prueba) con cambio DSG de serie. El motor 1.0 de 95 caballos va asociado a un cambio manual de 5 velocidades y el de 115 puede llevar uno manual de seis o el DSG, automático, de siete. La misma caja de cambios que lleva el motor más potente, el de 150 caballos.
Dentro destaca la pantalla independiente del sistema de infoentretenimiento digital. El salpicadero también se acoge a este “plan de remodelación” con materiales de tacto suave. Y si hablamos de capacidad, cuando los tres asientos traseros están ocupados, ofrece un espacio en el maletero de 455 litros, si se carga hasta la altura de los respaldos traseros. Cuando los asientos se abaten, el almacenamiento aumenta hasta los 1.281 litros.
Y la apuesta por la seguridad tenía que estar a la altura, con ayudas como el Travel Assist. Para incluir límites de velocidad, en curvas. O, el Lane Assist, para ayudar a mantener el vehículo en su carril. También puede hacer operaciones de parada y arranque automáticas cuando está equipado con el cambio DSG.
Delante, el SUV de Volkswagen ahora viene de serie con luces LED, e incluso con tecnología de matricial como opción adicional. A diferencia del Polo, el T-Cross ofrece una luz extra para las curvas.
Quien se sube al T-Cross, inicialmente no nota nada especial. Solo se pueden ver las novedades si se busca bien. En los paneles de las puertas y en la parte superior del salpicadero, Volkswagen ha mejorado el tacto y ha utilizado más materiales blandos, respondiendo así a las críticas sobre el exceso de plástico rígido.
Bajo el capó del coche de prueba se encuentra un 1.5 TSI con 150 CV y cambio DSG, el motor más potente por el momento. El modo de navegación a vela y la opción de desconectar dos cilindros a bajas revoluciones están planteados para ahorrar combustible.
En la práctica, ambas medidas, junto con las dos últimas marchas largas de las siete disponibles, funcionan bien en conjunto. Sin embargo, el T-Cross solo es realmente económico en recorridos tranquilos sin mucho tráfico, logrando cifras cercanas a los 5 litros por cada 100 km en el ordenador de a bordo. En la ciudad, el consumo suele rondar los 8 litros. En nuestra prueba mixta, el T-Cross consumió 6,6 litros a los 100 kilómetro.