El lanzamiento de la segunda generación del no ha sido una simple renovación del modelo, sino un completo cambio de registro que han hecho del Tiguan uno de los SUV de referencia en el mercado. Hoy
ponemos a prueba el Volkswagen Tiguan 2.0 TDI 150 asociada al cambio automático DSG y la tracción total 4Motion.
El Volkswagen Tiguan de segunda generación es un SUV que ha buscado ir más allá con respecto a su predecesor, y para ello la apuesta de Volkswagen se ha basado en una
completa oferta de tecnologías y asistencias a la conducción, un salto en calidad en todos los aspectos y una sensible mejora en motorizaciones, transmisiones y peso para reducir consumos y emisiones. Aunque de un tiempo a esta parte las motorizaciones gasolina están recuperando terreno frente al gasóleo, lo cierto es que el grueso de las ventas del Volkswagen Tiguan estarán asociadas a una mecánica diésel. Entre las opciones disponibles nos parece la más equilibrada la variante 2.0 TDI de 150 CV que está disponible tanto en cambio manual de 6 relaciones como automático DSG de 7. Al mismo tiempo esta motorización también es posible adquirirla tanto en las versiones de tracción delantera como total 4Motion.
El protagonista de nuestra prueba es el Tiguan 2.0 TDI 150 en acabado Sport, con caja de cambios automática DSG y tracción total 4 Motion. Hablamos de una variante que a todas luces se enmarca como una de las opciones más equilibradas de la gama, y que por seguro se convertirá en una de las más demandadas a nivel comercial. Esta configuración tiene un precio de partida desde 38.130 €. A grandes rasgos
el Volkswagen Tiguan se presenta como un vehículo apto para todos los públicos, ofreciendo espacio tanto en habitáculo como maletero (520 litros mínimo), un desempeño sencillo y confortable en todo tipo de terrenos y un alto nivel de equipamiento disponible. Como único contrapunto sí podemos encontrar una gama cuyos precios se situan por encima de la media de sus competidores, si bien es cierto que existen ciertos elementos que puede instalar el Tiguan que sus rivales no como es el caso del
cuadro de instrumentos completamente digital.
Aunque e
l Tiguan comparte plataforma, motorizaciones y algunos elementos de equipamiento con los SEAT Ateca y Skoda Kodiaq, las similitudes acaban ahí ya que
el Tiguan cuenta con un diseño exterior e interior totalmente personalizado y una filosofía que lo convierten en la opción más premium de los tres. Este reposicionamiento del Tiguan como un verdadero SUV y no una carrocería derivada del Golf, ha conseguido que el Tiguan esté más cerca de la imagen, calidad y capacidades de un Touareg que de un compacto. Durante la prueba que realizamos a esta versión del Tiguan pudimos constatar que el SUV de Volkswagen
brilla por un buen aislamiento acústico, por un motor que mueve con facilidad esta carrocería de casi 4,5 metros y por un puesto de conducción confortable y muy útil. El trabajo en cuanto a ergonomía en el Volkswagen Tiguan es digno de resaltar, y es que es muy fácil hacerse con el control del vehículo y sus muchas asistencias en un periodo corto de tiempo. Además, durante la conducción es bastante sencillo manipular los sistemas y asistencias sin tener que apartar la vista de la carretera. En este punto también merece la pena hablar del combinado de cuadro de instrumentos digital y HUD, encontrando en el primero una interfaz sencilla y de gran ayuda y descubriendo en el HUD un desempeño correcto, pero lejos de otros sistemas HUD empleados en otros modelos del grupo.
La oferta de equipamiento es muy amplia en toda la gama Tiguan, aunque destacan por su funcionamiento el ya citado cuadro de instrumentos digital, el control de crucero adaptativo y el sistema de iluminación LED con funciones adaptativas. También encontramos en el apartado mutimedia la posibilidad de hacer uso de Apple CarPlay o Android Auto, pero aunque ambas interfaces ya ofrecen los servicios más comunes, nos resultó más completa la interfaz de Volkswagen CarNet con conexión a internet y navegación vía Google Earth que además permite su uso en el propio cuadro de instrumentos. En el apartado dinámico, el Volkswagen Tiguan consigue ofrecer un comportamiento muy bueno en carretera, ciudad y caminos no asfaltados. El tarado de suspensiones es firme, pero consigue absorber las irregularidades del firme con un elevado filtro. En este punto quizás debamos resaltar que nuestra unidad calzaba las llantas de serie en tamaño de 17 pulgadas y gran perfil, puesto que al escoger llantas de mayor tamaño como las disponibles en los paquetes R-Line (19 o 20 pulgadas) se consiga una merma en esa capacidad de absorción.
En circunstancias normales el Tiguan se comporta como un 4x2, por lo que la tracción total sólo se activa en condiciones de baja adherencia. La altura libre al suelo es de 180 mm, no pudiendo alterar esta cota, aunque sí el ángulo de ataque con un parachoques específico opcional que aumenta este ángulo de 16 a 24º. Al afrontar terrenos resvaladizos como barro y hierba, es perceptible el trabajo del sistema 4Motion y especialmente útil la posibilidad de seleccionar diferentes modos de conducción.
En ningún momento el Tiguan ha mostrados pérdidas de agarre acusadas, por lo que su rendimiento fuera de asfalto es bastante bueno mientras no hablemos de grandes socavones o terrenos excesivamente sueltos. Aunque nuestra unidad instalaba de serie neumáticos mixtos, es muy poco probable que el cliente tipo del Tiguan abandone alguna vez el asfalto. En materia de consumos, durante nuestra prueba de más de 1.5000 kilómetros, casi el 70% de ellos por autovía, realizamos una
media de consumo de 6,9 l/100 Km reales, lo que supone un consumo normal para su configuración y peso.
En carretera abierta y a altas velocidades el Tiguan se sigue mostrando ágil y confortable dando la sensación de viajar en un coche más compacto, tan sólo se ve penalizado por el ruido procedente de los neumáticos y retrovisores en condiciones de viento y alta velocidad. En Centímetros Cúbicos: