ESTAS NUEVAS BATERÍAS LLEGARÁN EN 2028
Toyota quiere seguir siendo la marca líder en automoción de cara un futuro que, a la fuerza, pasa por la electrificación. Para ello, tiene un plan tan ambicioso como integral.
Toyota quiere seguir siendo la marca líder en automoción de cara un futuro que, a la fuerza, pasa por la electrificación, entre otras posibles tecnologías de propulsión por las que la firma nipona también ha mostrado interés. A diferencia de lo que ocurría hace menos de un lustro, cuando esta corporación se caracterizaba por ir en sentido contrario al de su competencia, el “paso a un lado” de Akio Toyoda en la dirección de su compañía ha modificado completamente la visión del fabricante asiático. Ahora, Toyota se inclina por estrategias alineadas con la inmensa mayoría de las empresas del sector.
Los japoneses, que han comunicado su intención de vender 3,5 millones de vehículos 100% eléctricos al año para 2030, tienen un plan para continuar siendo el gigante que todo jugador en esta industria aspira a ser. A cambio, habrán de sacrificar parte de su tradición y legado. El nuevo proyecto de Toyota, ambicioso como pocos, es transversal a toda la multinacional y en él las baterías son fundamentales para alcanzar el éxito a pesar de competidores tan peliagudos comoBYD, Tesla y otras marcas “incipientes”, aunque con agallas y potencial innovador. La americana vende 1,3 M de BEV anuales.
Aunque Toyota todavía está en pañales con la electrificación y hoy aún sigue viviendo de las rentas de sus sistemas de propulsión híbridos no enchufables, imbatibles desde hace más de dos décadas, su defensa de los motores térmicos en el largo plazo parece disiparse de repente. En junio de 2023 hay un punto de inflexión en la firma por el que se vuelca drásticamente en la movilidad eléctrica a fin de reducir su inmensa distancia con los líderes chinos y estadounidenses en automóviles con cero emisiones locales. Y es que, en 2022, la compañía del país del sol naciente vendió menos de 25.000 BEV.
Actualmente, Toyota se encuentra planificando meticulosamente su nueva estrategia para iniciar una escalada casi heroica en el sector a fin de posicionarse en lo más alto, otra vez, pero con una gama de coches completamente distinta a nivel tecnológico. Para ello va a “resetearse” y a redefinir, desde cero, el desarrollo de sus productos, cuyo tiempo debe de acortarse en casi un año para lograr mayor flexibilidad. Esto incluye inversiones salvajes en algunas áreas como el software, pero sobre todo en materia de acumuladores energéticos, es decir, las pilas. Ya han hablado sobre ellas.
La nueva generación de baterías de Toyota es, probablemente, el reto más grande que va a tener que afrontar la que, sin duda, ha sido la empresa más influyente de esta industria desde los años 90. Su objetivo es que, en 2026, estos componentes para vehículos eléctricos sean un 20% más baratas de fabricar, puedan recargarse de 10% al 80% en menos de 20 minutos y que su autonomía doble la que hoy se ofrece en su bZ4X (modelo SUV), pasando de los 400 a los 800 km aproximadamente. A partir de 2027 llegarán pilas LFP con base níquel, aún más baratas y con más rango de uso.
Ya en 2028 (puede parecer lejos, pero quedan menos de cinco años), los nipones dicen que estrenarán sus primeros acumuladores de estado sólido, un gran hito ansiado por muchos fabricantes debido a las ventajas de esta tecnología sobre la eficiencia general de un BEV. La siguiente evolución de estas últimas dará como resultado automóviles con hasta 1.500 km de autonomía y con posibilidad de realizar recargas completas en 10 minutos. Pese a todo, en Toyota siguen viendo más allá del coche eléctrico en su hoja de ruta, apostando por el hidrógeno y otros conceptos de movilidad sostenible.