El cese de la producción estaba programado para abril
El deportivo híbrido enchufable de BMW se despide sin tener todavía un sustituto confirmado y después de haber sido todo un ejemplo de transgresión.
Llegó para revolucionar el concepto de los híbridos con su imagen deportiva y futurista que a muchos encandiló. En producción desde 2014, el BMW i8 hacía tiempo que tenía sus días contados, en sus dos opciones, tanto en versión coupé como en la variante a cielo abierto. Tocaba dejar paso a los próximos proyectos de la firma bávara, por lo que de las líneas de la factoría de Leipzig salía durante las últimas horas el que será el último i8 fabricado.
Esta unidad, versión cerrada, será a su vez la única construida con la carrocería bitono y de color principal el “Azul Portimao”, pero en este caso significa también la despedida al deportivo híbrido enchufable de los muniqueses, esperando ya para ver cuál será el relevo (de haberlo finalmente) y si su resultado se materializa en un impacto similar al que tuvo el BMW i8. Se marcha por tanto uno de los exponentes de que los PHEV no tienen por qué ser un utilitario al uso o un hiperdeportivo de altos vuelos.
Tanto la versión Roadster como la Coupé equipan un propulsor de gasolina de tres cilindros y 1.5 litros en el eje trasero (231 CV) y un motor eléctrico en el delantero, sumando una potencia máxima conjunta de 374 CV. En modo 100% eléctrico es capaz de completar hasta 50 kilómetros de autonomía máxima gracias a su batería de 11,6 kWh de capacidad. Su bastidor y carrocería de fibra de carbono reforzada con plástico (CFRP) se convirtieron en todo un objeto de deseo para aquellos que buscaban un deportivo de aspecto radical y con un concepto mecánico muy racional.
Los faros con tecnología láser y su apertura de puertas en forma de tijera eran el último toque para todos aquellos que buscaban un vehículo con el que llamar la atención Como resultado, se han vendido hasta 20.500 unidades durante los seis años en los que ha estado en producción (el BMW i8 Roadster no llegó hasta 2018). El cese de la producción estaba programado ya para el mes de abril, pero obviamente la situación de emergencia sanitaria trastocó la hoja de ruta de BMW, la cual retrasó este final en dos meses después de la pausa a la que fue sometida la factoría germana.