ATRASARÍA LA PREVISIÓN DE LA UE
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles vislumbra un futuro esperanzador para el coche de gasolina, ya que no cree que se pueda cumplir con las exigencias de Europa.
Europa vaticinaba un futuro poco agradable para los vehículos de combustión, y así lo confirmó tras poner como fecha límite el año 2035 para este tipo de mecánicas. Y es que su objetivo no es otro que reducir las emisiones de CO2 por medio del automóvil, creando un parque completamente eléctrico. ¿El problema? Son los propios fabricantes europeos los que creen firmemente que los planes de la Comisión Europea son demasiado optimistas y que no llegaremos a 2035 con coches única y exclusivamente eléctricos.
Así nos lo hacen saber desde la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), quien indica que las predicciones son cuanto menos fantasiosas. Y es que, tal y como indica la ACEA, para poder cumplir con los objetivos sería necesario llevar a cabo una revisión en 2028 con la que se comprobaría si las condiciones son óptimas para plantear la erradicación total de los vehículos de combustión.
Dado el panorama actual, se cree que es demasiado prematuro fijar una fecha con tanta diligencia como se ha hecho, sugiriendo que se proponga un planteamiento mucho más lógico y práctico en un periodo de tiempo más breve. Y es que profundizando en datos, nos percatamos de que a los turismos se les solicita una reducción del 55% de las emisiones para el año 2030, mientras que desde la ACEA se propone un margen más coherente, de un 37,5%.
Por otra parte, a las furgonetas se les exige una reducción de un 50%, pero la asociación cree que un 31% sería mucho más adecuado y plausible. Y es que el sector transporte es uno de los más volátil en este contexto, puesto que se encargan de emitir más cantidades de CO2 que un turismo pero requieren de una capacidad como vehículo eléctrico que el marco político e industrial no es capaz de proporcionarles.
Al fin de cuentas, no es suficiente con imponer una fecha, puesto que es necesario un plan de apoyo lógico que ayude a plantear una infraestructura de carga mucho mayor que la actual, tiempos de carga más breves y una introducción del coche eléctrico más sensata. Y es que con una cuota del 2% por parte de los eléctricos en España resulta difícil creer que los objetivos propuestos sean alcanzables.