Cinco gigantes japoneses se unen en este proyecto
Mazda, Kawasaki, Subaru, Toyota y Yamaha siguen trabajando en desarrollar alternativas a los vehículos 100% eléctricos.
Aunque muchos de los acuerdos sobre el clima a una década vista están contemplando la “supresión de la venta de los automóviles con motores de combustión interna” de cara especialmente a 2035, muchos interlocutores consideran que se trata de una fecha demasiado temprana y que incluso habría otras alternativas a la de decidir la completa electrificación del parque automovilístico mundial.
Es en este punto cuando ha surgido la alianza de cinco marcas japonesas, entre las que se encuentranSubaru, Toyota y Mazda, a las que se unen también dos firmas especialmente relacionadas con el mundo de las dos ruedas tal y como son Kawasaki Heavy Industries y Yamaha Motor. Este conglomerado de firmas precisamente pretende encontrar una solución alternativa con el objetivo de expandir las opciones de combustible.
Las cinco compañías se han marcado tres retos: 1) participar en carreras con combustibles neutros en carbono, 2) explorar el uso de motores de hidrógeno en vehículos de dos ruedas. y otros vehículos, y 3) seguir compitiendo con motores de hidrógeno. Todo ello implica precisamente el hecho de mantener los bloques de combustión interna y fomentar el desarrollo para que empleen otro tipo de combustibles, reivindicando la idea de que pueden convivir distintos tipos de sistemas de propulsión a partir de la próxima década sin que esto signifique renunciar a los propósitos medioambientalistas actuales.
Un buen ejemplo de ello es que Toyota hace meses presentó un Corolla equipado con un motor de combustión interna que utilizaba como combustible hidrogeno. Este prototipo ha competido en varias carreras en Japón dentro de las series Super Taikyu y se estima que cuenta con un rendimiento superior al de un motor de gasolina de las mismas dimensiones, mientras que la economía del combustible se mantiene prácticamente en los mismos niveles con la salvedad de que al hablar de hidrogeno no estamos hablando de ‘quemar’ combustibles fósiles. En el caso de Mazda, se opta por un motor 1.5 Skyactiv-D alimentado por biodiésel de nueva generación con el que también competirán.
En cuanto a las partes positivas de una transición tecnológica con otros conceptos aparte de los automóviles alimentados por baterías o los que equipen una pila de combustible, el poder utilizar motores de combustión interna permitiría al sistema depender mucho menos del suministro eléctrico y de las posibles variaciones del precio de la luz, además de permitir a fabricantes automovilísticos con menos recursos, adaptarse a una nueva era sin la necesidad de cambiar por completo su proceso de producción o su estrategia comercial.
El hidrógeno es una de las opciones que más viabilidad presenta, aunque los principales problemas que presenta es el de encontrar formas para producirlo, transportarlo o almacenarlo en grandes cantidades. A partir de aquí, hay numerosos proyectos en marcha para reaprovechar otros gases como el metano, biocombustibles obtenidos de las labores agrícolas o biogás proveniente del tratamiento de aguas residuales.
Otra de las partes negativas, es que queda por terminar de certificar que la producción de hidrogeno a través del proceso de electrolisis pueda tener unos costes por debajo que lo que actualmente cuesta generar la electricidad para alimentar una batería, así como otros elementos como la eficiencia y si en el proceso de combustión del hidrógeno se puede eliminar la generación de otros gases contaminantes como el NOx (Óxidos de Nitrógeno).