La marca baraja esta opción ante el cambio que experimenta la sociedad
La próxima generación del Miata podría emplear algún tipo de hibridación, aunque Mazda tiene muy presente que la ligereza es fundamental para este coche.
Mazda MX-5 es sinónimo de sencillez y ligereza. El principal argumento del deportivo nipón es hacer disfrutar a quien se pone detrás de su volante sin la necesidad de tener un alto caballaje bajo el acelerador, sino simplemente transmitiéndole un cúmulo de sensaciones a través de un elástico motor atmosférico y de un adictivo paso por curva gracias a su liviano peso. Esta filosofía acompaña al Miata, como se le conoce en su Japón natal, desde su nacimiento en 1989 hasta día hoy, 30 años después.
Pero esta forma de entender el término roadster podría verse alterada de algún modo por los nuevos tiempos y la necesidad de reducir emisiones, ya que Mazda ha confirmado que está explorando varias opciones para el tren motriz de la futura generación de su afamado biplaza, y que se plantea introducir un sistema híbrido.
Curiosamente la marca de Hiroshima no es la más decidida a apostar por la electrificación, y precisamente el MX-5, debido a su bajo volumen de ventas, es de los pocos coches que podría evitarla. Sin embargo, según el jefe de diseño de la marca, Ikuo Maeda, las preferencias de los clientes que compran estos coches están cambiando, y esto abre la puerta a que la quinta generación sea híbrida.
La introducción de una mecánica de estas características lastraría al modelo debido al motor eléctrico, a la batería, y a un mayor número de componentes; pero desde Mazda apuntan que el tamaño compacto y la ligereza son esenciales para el MX-5, por lo que para que el futuro modelo sea más eficiente y a la vez no sufra de sobrepeso, posiblemente los japoneses acaben optando por un sistema microhíbrido de 24 o 48 voltios.