Proponen una red de carga aprovechando las estaciones de todos sus trenes
ADIF quiere dar forma a una red de cargadores rápidos de coches eléctricos usando sus estaciones de tren y la energía que estos desprenden al frenar.
Probablemente en algún momento hemos utilizado un tren para desplazarnos en la ciudad, en el caso de la red de Cercanías, o para hacer viajes más largos. Es el uso lógico de este medio de transporte, pero ahora podría resultar clave en el desarrollo de los coches eléctricos en España. Uno de los hándicaps que se les atribuye es la falta de puntos de carga y para solucionar este problema, ADIF (compañía pública que gestiona la red ferroviaria) ha recuperado su proyecto Ferrolinera. Consiste en aprovechar su extensa red de estaciones para instalar puntos de carga que aprovecharán la energía que los trenes desprenden al frenar para cargar nuestro vehículo eléctrico. Un movimiento que podría ser clave para que este tipo de coches despeguen definitivamente en nuestro país.
Los antecedentes
Este proyecto, bautizado como Ferrolinera, no es nuevo. Es más, tiene nueve años de vida ya que ADIF dio el pistoletazo de salida en 2010. En aquel momento, su Laboratorio de Energía desarrolló el primer prototipo que obtuvo la patente nacional e internacional en 2011 y, con luz verde para dar forma al proyecto, se hizo la primera instalación de uso comercial en la estación de Málaga. Esta ferrolinera recogía la energía del sistema de frenado desde la catenaria y ofrecía una recarga lenta a los coches eléctricos. El siguiente paso tardó en llegar. No ha sido hasta marzo de este 2019 cuando se ha llevado a cabo la instalación del segundo punto de recarga. Está ubicado en la estación de Santander, pero por el momento falta el paso clave: conectarla a la catenaria para recibir la energía del frenado de los trenes.
El proyecto Ferrolinera
Con estos antecedentes y en el escenario actual, donde la movilidad sostenible tiene cada día más peso, ADIF ha decidido retomar el proyecto Ferrolinera. Para ello, se basan en dos pilares. El primero de ellos es la capilaridad de la red ferroviaria, tanto la convencional como la de alta velocidad. No en vano, ADIF tiene 13.853 kilómetros de líneas que unen 1.568 estaciones y, precisamente, en una estación tipo se producen 180 frenadas al día. Una maniobra que permite recargar 100 coches eléctricos ya que cada proceso de frenado supone 25 kWh.
El segundo pilar del proyecto Ferrolinera es la red de aparcamientos en las estaciones, lugares en los que la afluencia de vehículos es grande. Según ADIF, el tiempo de estacionamiento de estos coches es, generalmente, largo porque suele abarcar la jornada laboral. Es decir, permanecen, como mínimo, 8 horas. Tiempo suficiente para beneficiarse de una recarga lenta. No serán las únicas ya que ADIF también ofrecerá recargas rápidas de menos de una hora para aquellos conductores que así lo necesiten. Por lo tanto, la mayor parte de la infraestructura de esta red de puntos de carga ya existiría haciendo que el coste del proyecto no sea demasiado alto en tiempo y dinero.
Cómo funciona una ferrolinera
¿Cómo se van a beneficiar los coches eléctricos de la red ferroviaria? Aprovechando las frenadas de los trenes: al hacerlo, generan una cantidad de energía y una parte de ella es aprovechada por otros trenes. La clave está en el resto de esa energía que, ahora mismo, se desvanece en forma de calor en las resistencias que llevan los trenes en el techo. La ferrolinera aprovecha esa energía sobrante del frenado y la destina a la recarga de coches eléctricos. Para ello, existen tres elementos:
- Convertidor electrónico de potencia: es el encargado de conectar con la catenaria.
- Sistema de almacenamiento: su misión es optimizar los ciclos de carga.
- Punto de recarga: con carga lenta y rápida en unos 30 minutos.
¿Y qué pasa si no hay suficiente energía liberada? Nada, porque la recarga se hará con la energía de la catenaria y, si hay algún problema, habrá un respaldo alimentado por la propia estación. Además, la ferrolinera tendrá una planta de generación de energía eléctrica fotovoltaica y un gestor de control que establecerá las consignas predeterminadas que tiene cada coche para ser recargado.