La considera una fecha más realista
El fabricante francés cree que finales de la próxima década será un objetivo mucho más adecuado para todas las partes implicadas.
Aunque suponen una importante reducción en materia de emisiones respecto a las motorizaciones tradicionales, los vehículos híbridos también tienen las horas contadas en la Unión Europea en el caso de que la propuesta de la Comisión de prohibir la comercialización de los vehículos con motores de combustión interna para el año 2035 finalmente se lleve adelante. No todos los fabricantes se encuentran alineadas con esta opción y durante las últimas semanas se ha conocido que incluso algunos grandes Grupos del Viejo Continente se encuentran presionando para retrasar dicha fecha.
Una de las firmas que se encuentran trabajando en aplazar esta prohibición es precisamente Renault, la cual propone que sea el año 2040 la fecha en la que se tome dicha decisión con los híbridos, lo que sería según ellos una opción mucho más realista y especialmente más asequible para los compradores.
Ha sido el director de I + D del Grupo Renault, Gilles Le Borgne, el que a través de sus declaraciones ha dejado ver cuál es el plan más práctico según el conglomerado de marcas, el cual se puede ver especialmente afectado debido a que alguna de sus marcas, como es el caso de Dacia, se encuentran particularmente orientadas hacia una propuesta mucho más low-cost, basando en ello precisamente su gran éxito durante los últimos años. Según las matemáticas que maneja la firma del rombo, “Renault venderá un 90% de vehículos eléctricos de batería para 2030, mientras que Alpine será un 100%, pero creemos que Dacia estará más cerca del 10%”.
El fabricante ha recalcado que no es que Renault no confíe en la evolución tecnológica y en el marchamo hacia lo eléctrico, pero según Le Borgne, quieren cerciorarse de que todos los elementos se encuentran en su lugar: “Primero, debo tener claro que no nos resistimos a la transición. Fuimos los primeros en movernos para vender vehículos eléctricos y tenemos más de ellos en las carreteras europeas que cualquier otro fabricante. Pero hay razones claras por las que creemos que tiene sentido extender la transición”.
Las razones que esgrimen desde el Grupo Renault se centran en los tres pilares básicos para una revolución en la movilidad; infraestructura, interés/viabilidad económica de los clientes y adaptación del proceso industrial: “En primer lugar, queremos una confianza absoluta en que la infraestructura coincide con la velocidad a la que los BEV son obligatorios. Eso está lejos de ser seguro, e ir más rápido no tiene sentido. Entonces, aunque tenemos absoluta confianza en que tenemos la tecnología, no sabemos si tenemos los clientes que la quieren o, más significativamente, pueden pagarla. Finalmente, y de manera crítica, necesitamos tiempo para adaptarnos. Cambiar nuestras fábricas a estas nuevas tecnologías no es simple y adaptar nuestra fuerza laboral a ellas llevará tiempo”.