SOLO HIBRIDO ENCHUFABLE | CERO EMISIONES
Probamos la sexta generación del Ford Explorer, que ha llegado a Europa con muchos alicientes: más grande, potente y sólo como híbrido enchufable (Etiqueta 0).
El mítico Ford Explorer, el SUV más vendido en estados unidos, ha regresado a nuestro país dos décadas después de que dejara de venderse en España. Y lo hace sin renunciar a sus valores USA (grande y potente), pero convertido en un híbrido enchufable con etiqueta cero emisiones.
Una planta imponente desde el frontal, sobre todo, por sus 5,06 metros de largo, su enorme parrilla delantera y sus tres filas de asientos para acoger a siete pasajeros. Eso y un diseño más 'rectilíneo' y clásico, distingue claramente la imagen del Explorer frente a sus 'hermanos' SUV de la marca en nuestro continente. Una vez dentro, su adn clásico USA también le delata: salpicadero pese a la pantalla multimedia vertical de 10,1 " y la instrumentación digital.
Desde la segunda generación -popular el modelo en España 1995 y 2001-, su elevado consumo de combustible le impidió triunfar y lo hizo desaparecer de nuestro mercado hasta hace dos años, con la llegada de ésta sexta generación (UN625), que lo hace gracias al desarrollo de una variante híbrida enchufable. La única disponible en Europa.
Así, el Ford Explorer homologa una autonomía eléctrica de 42 kilómetros (WLTP), lo que le permite obtener la etiqueta Cero de la DGT y rebajar la media de emisiones de CO2 de la gama Ford, factor importante de cara al objetivo de cumplir con una normativa anticontaminación.
Como novedad, Ford acaba de ampliar su gama con un nuevo acabado, ya que hasta ahora el Explorer se comercializaba únicamente con la terminación ST-Line. Una terminación muy completa y marcadamente deportiva, que ahora se amplía con la terminación Platinum, motivo de nuestra prueba (tapicería bitono, llantas y calandra específicas, más superficies plateadas…) por lo demás bastante similar.
En ambas terminaciones, el Explorer equipa un moderno y potente motor 3.0 V6 turbo, al cual se suma un eléctrico ubicado entre el motor y la caja de cambios automática, de 10 velocidades, a cuya salida encontramos un sistema de transferencia que puede enviar el par disponible a las cuatro ruedas de forma permanente. No hay reductora, pero no le hace falta gracias a sus 825 Nm de par y más de 450 CV de potencia.
Con estas opciones, los algo más de 80.000 euros de precio le colocan mejor situado que sus rivales, dentro de no encajar con todas las características de ningún SUV europeo por alguna de las razones propias de los vehículos eminentemente pensados para el mercado norteamericano.
Un SUV premium muy eficaz en off road
En ese sentido sería más justo todoterrenos más convencionales Toyota Land Cruiser, sobre todo. Frente al -mítico también- todoterreno japonés, el americano ofrece más prestaciones y un mejor comportamiento en asfalto, pero no cede tanto en habitabilidad, y el de Toyota le gana en eficiencia, pero solo en trayectos largos, porque cargado el PHEV de Ford lo supera.
Buen comportamiento sobre el asfalto
Como en cualquier SUV -TTs también- la mayoría de usuarios lo empleará sobre todo en asfalto, donde el Explorer se comporta de forma brillante. Y no únicamente por su respuesta inacabable del acelerador, sino que el bastidor asume el compromiso igualmente, las suspensión es firme, y no hay inclinaciones reseñables pese a la altura al suelo, gracias también a una dirección precisa y un sistema de frenado acorde a las dimensiones y potencia del Explorer.
Consumo vinculado al peso... del pie derecho
Los motores como el del Explorer son menos adecuados para sacar el máximo partido a cada gota de combustible cuando circulamos en autopista a velocidad de crucero tratando de aprovechar el desarrollo larguísimo de la décima velocidad y el formidable par motor disponible para mover sin problemas esa transmisión tan desmultiplicada. A 120 km/h, el motor rodará ligeramente por encima de las 1.800 r.p.m., si bien su régimen de par máximo (el más eficiente) se sitúa en 3.500.
El gran SUV americano acelera con una contundencia ilógica para sus 2,5 toneladas en orden de marcha, claro, pero sin descomponer la figura. Sin llegar a ser un deportivo, ni siquiera una berlina, pero muy lejos de lo que a primera vista sus dimensiones podrían hacer esperar.
Precios: el ST-Line cuesta 82.933 euros, el Platinum a 84.010 euros.