Uno de los grandes inventos
El código de barras cumple 50 años
Se trata de uno de los grandes inventos del comercio moderno: el primer producto cuyo código de barras fue escaneado en España fue un estropajo, poco después del 'nacimiento' de esta herramienta, en 1973.
Corría el año 1973 y más de una docena de representantes del sector se juntaban en Nueva York para tomar una decisión que sería el inicio de una revolución en el comercio mundial: en aquel año se creó el código de barras, un 'dibujo' a base de líneas para identificar productos siguiendo la idea del código morse que se ha convertido, según la BBC, en uno de los 50 grandes inventos que ha cambiado la economía moderna. Desde aquel día, no obstante, hubo que esperar un año para tener la primera aplicación práctica del código de barras; Sharon Buchanan, una dependienta en un supermercado de Ohio escaneó por primera vez un código de barras, era un paquete de chicles que costaba 67 céntimos.
La idea cruzó el Atlántico muy rápido y sólo tres años después se fundó en Bruselas la European Article Numbering Association (EAN), una organización sin ánimo de lucro para la gestión de estándares comerciales, y ese mismo año llegó a la España de la transición de la mano de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC). Y fue en 1981 cuando se leyó el primer código de barras en España; en esta ocasión, fue un estropajo en una tienda de la empresa 3M. En la actualidad, GS1 es la organización sin ánimo de lucro que proporciona los estándares globales para una comunicación comercial eficiente, tiene presencia en 116 países y su representante en España es AECOC.
"El código de barras ha transformado la economía y la vida de los propios consumidores. Los ciudadanos reclaman más información sobre los productos y las empresas necesitan más datos para ser más eficientes y lograr ser más sostenibles desde el punto de vista económico, social y medioambiental", explica el director de GS1 Spain/AECOC, Pere Rosell. Y en este contexto, el código de barras se ha convertido en un "gran instrumento" para todo ello.
Según el dossier preparado para celebrar esta efemérides, los códigos de barras —hay de varios tipos— sirven para identificar, capturar y compartir información sobre productos, localizaciones, empresas y todo tipo de datos. Su lectura se ha convertido en un acto cotidiano que se repite hasta 6.000 millones de veces al día, pues está presente en 1.000 millones de productos de todo el mundo y lo usan dos millones de empresas. Según los datos de AECOC, reduce un 60 % los recursos destinados al intercambio de información entre los agentes de la cadena alimentaria y es clave también para uno de los retos más perseguidos y compartidos: reduce el desperdicio alimentario hasta un 40%.
Cómo entender un código de barras
Un consumidor tiene complicado interpretar los números y las líneas que componen un código y que transmite toda esa información si se lee con un láser. Desde AECOC explican que los números, a simple vista, no aportan información y no tienen significado, son el "equivalente al DNI de una persona", pues el valor del código es la información contenida en su base de datos. En el habitual código de barras de 13 dígitos se puede dividir su lectura en tres apartados, los primeros de ellos para identificar a la organización de GS1 que asigna el código y a la empresa que lo ha solicitado para la codificación de sus productos.
Los siguientes números sirven como contador de las referencias dadas de alta por las empresas y, finalmente, el dígito de control es el resultado de un cálculo que permite identificar de forma única los productos. Por su parte, las barras del código simplemente contienen la información numérica mediante símbolos para permitir su lectura con escáneres.
Después de medio siglo, aquel código elegido por el comité y diseñado por el ingeniero de IBM George J. Laurer —que falleció a los 94 años a finales de 2019—, ha evolucionado en dos direcciones fundamentalmente. La primera de ella, ha sido el desarrollo de más códigos lineales diferenciados para su uso en almacenes o códigos logísticos. Y en segundo lugar se están extendiendo los códigos en dos dimensiones, con el desarrollo de algunos más pensados para medicamentos y tabacos, y el QR abierto, que está llamado a ser el futuro del código de barras en el punto de venta. Éste, al estar codificado con una URL con información estandarizada (GS1 Digital Link), permite la introducción de todo tipo de información. Madura bien el código de barras en un mundo globalizado y digitalizado, en el que la información, el dato y la conexión son la savia que recorre la economía y el comercio mundial.
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