GRAN PARTE DE LA ARENA DE ESPAÑA ES DEL SÁHARA OCCIDENTAL
La expoliación de la arena, el peligroso negocio mundial que pone en peligro la continuidad de las playas
La arena es un bien preciado tanto en las playas como en numerosos objetos que se usan a diario como ordenadores o móviles. Por ello, muchos ven un gran negocio en su expoliación, un acto muy peligroso para el medio ambiente.
Con el verano a la vuelta de la esquina, las playas ya están preparadas para la temporada, pero, para ello y debido en parte a los temporales o a la propia erosión, algunas han necesitado más arena. Por ejemplo, en España, mucha de ella ha sido traída directamente del Sáhara Occidental, aunque está prohibido por la Comunidad Internacional.
Una arena que pertenece al pueblo saharaui y que Marruecos expolia, según varias asociaciones. "Es un acto inmoral, es un expolio y las empresas están teniendo una función de receptación que es cuando tú compras un producto robado, sabiendo que es robado", denuncia Cristina Martínez, del Observatorio de los Recursos Naturales del Sáhara Occidental.
Durante años, parte de la arena de una playa de Valdevaqueros, en Algeciras, sirvió para crear una playa artificial en Gibraltar. "Estaban usando esa arena no sólo para ir a Gibraltar sino para campos de polo, golf y obras. Gibraltar actúa mediante otros recursos como traer arena del Sáhara, incluso, con escorpiones", lamenta Antonio Muñoz, de Ecologistas en Acción.
Además, esta confederación denuncia que mover arena de unas zonas a otras tiene consecuencias negativas para la flora y la fauna locales: "Está incidiendo negativamente en la zostera, que es una planta endémica de la Bahía de Algeciras. Esta playa cada vez está perdiendo totalmente el perfil".
El negocio de la arena mueve anualmente 15.000 millones de toneladas en todo el mundo desde vidrio o microchips para móviles hasta ordenadores. La arena está, prácticamente, en todo lo que utilizamos a diario incluso con cifras mareantes en la construcción. Para levantar una casa estándar, se necesitan 200 toneladas de arena, para un hospital 3.000 y para cada kilómetro de una autopista, 30.000.
No existe una regulación internacional y lograr el control de este mercado se ha convertido un anhelo y una ambición para muchos países. "Hemos llegado a un punto que todos los científicos están de acuerdo en decir que si seguimos el consumo a este ritmo y no se hace nada, de aquí a 2100 si queremos ver una playa, tendremos que ir a un libro de historia", explica Denis Delestrac, director de 'Sandsa Wars'. En Indonesia, por ejemplo, han desaparecido ya unas 25 islas. Su arena dejó de estar en tierra firme para acabar en edicifios que prácticamente rozan el cielo.
Hasta amenazas de muerte
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