SEGÚN UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE NORTHEASTERN

Nuestros móviles no graban las conversaciones en secreto, pero sí hacen capturas de pantalla y las comparten sin que lo sepamos

Así se desprende deun estudio realizado en la Universidad de Northeastern de Boston, EEUU, que afirma que más de 17.000 aplicaciones, muchas de uso diario, hacen capturas de pantalla y comparten datos de imágenes y vídeos.

Desde que los smartphones sustituyeron a nuestros teléfonos habituales y se hicieron con el control total de nuestro día a día son muchas las teorías que han puesto en duda el uso ético por parte de terceros que pueden esconder nuestros dispositivos. ¿Reciben datos personales sin nuestro permiso para personalizar anuncios y otras campañas a nuestra medida?

Se podría decir que sí, según la reciente investigación publicada por un grupo de expertos de la Universidad de Northeastern, en Boston, Estados Unidos. Se plantea en modo condicional porque no está del todo claro el fin del uso de nuestros datos, pero lo que sí parece ser cierto es que nuestro smartphone nos espía.

Pero no, no es el micrófono incorporado el que filtra nuestra información personal; al menos, no lo ha probado el estudio. El estudio se hizo sin usar sujetos humanos como emisores de la información, se empleó una suerte de circuito cerrado de móviles conectados entre sí y guardados en un armario.

¿Cómo se puso en marcha esta investigación? Según cuenta Gizmodo, los terminales trabajaban con un programa que probaba de forma automatizada cada una de las aplicaciones detalladas y que después analizaba las cifras de tráfico generadas durante su funcionamiento. Así descubrieron que más de 17.000 aplicaciones enviaban datos a servidores de terceros.

¿Cómo? A través de capturas de pantalla, e incluso grabaciones a la misma. Muchas de las apps, alojadas en tiendas como Google Play Store, entre muchas otras, llegaban a trasgredir su funcionalidad para el envío de esos datos sin nuestro consentimiento expreso. Todo ello, con el riesgo que conlleva: estas interacciones podrían no encontrar límites en su funcionamiento y filtrar nuestras contraseñas y otros datos personales.

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