DÍA NACIONAL DEL TRASPLANTE

España celebra el Día Nacional del Trasplante: "A partir de la operación, mi hija empezó a vivir en vez de sobrevivir"

España celebra en Día Nacional del Trasplante con la cifra récord de 4.769 trasplantes realizados en 2015, lo que supone un trasplante cada dos horas. Con motivo de este día, Luis torres ha contado la experiencia de su hija para concienciar aún más a la sociedad, ya que "sin el trasplante, la niña estaría muerta". Pese a las buenas cifras en nuestro país, 48 niños permanecen en lista de espera.

"A partir del trasplante, mi hija empezó a vivir en vez de sobrevivir". Así lo asegura Luis Torres, quien hace cinco años donó parte de su hígado a la pequeña Laura, una de sus dos mellizas, que había nacido con un problema hepático grave.

Con motivo de la celebración del Día Nacional del Trasplante, Torres ha narrado su testimonio, con el objetivo de sensibilizar a la sociedad y para dar las gracias a todos los profesionales que colaboran en este proceso y que "hacen posible que nuestros hijos puedan seguir viviendo".

En 2009 nacieron sus mellizas: una de ellas con un problema hepático grave. "Al cabo de un par de años nos comunicaron que el trasplante era la única opción viable" y la niña quedó en lista de espera. Después de que los médicos valoraran a ambos progenitores, decidieron que el donante fuera el padre.

Y en junio de 2011 se llevó a cabo la operación, que consiste en extraer un tercio del hígado del donante para injertarlo en el paciente. "La cosa salió bastante bien y la niña se empezó a recuperar y comenzó a vivir en vez de sobrevivir, que es lo que había estado haciendo durante dos años", señala emocionado.

En estos momentos, Laura lleva una vida normal, salvo los problemas de nutrición y de desarrollo en la altura y el peso derivados de los dos años que vivió antes del trasplante, y la medicación con inmunosupresores que debe tomar de por vida para evitar el rechazo.

"Si no hubiera recibido el trasplante hubiera fallecido", porque tenía problemas de coagulación, hipercolesterolemia y picazón en todo el cuerpo que le impedía dormir, con lo que "su calidad de vida era pésima". Además, al no funcionar el hígado, la niña no asimilaba los nutrientes de los alimentos que ingería, por lo que tenía déficit de vitaminas, empezaban a fallarle los riñones, etc.

Torres reconoce que la operación entraña "cierto riesgo", pero recuerda lo que le dijo el cirujano: "¿usted conduce?, pues circular con un vehículo también entraña una serie de riesgos". Todo salió muy bien, también para él. De hecho, el único recuerdo físico que le queda de aquella intervención es una cicatriz.

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