POR ESO RESPONDEN DE UNA DETERMINADA FORMA A CIERTOS ESTÍMULOS
Los perros son capaces de saber cómo se sienten sus dueños
Según un estudio, los perros pueden reconocer las emociones de los seres humanos en función de lo que ven y escuchan. Hasta ahora, se sabía que los macacos podían identificar sentimientos en otros ejemplares, pero este nuevo descubrimiento va un paso más allá. Se ha llegado a esta conclusión después de que los perros identificaran expresiones faciales con determinados sonidos emocionales.
Los perros pueden reconocer las emociones en los seres humanos y otros perros utilizando señales visuales y de audio, según sugiere un nuevo estudio publicado en Biology Letters.
Los científicos ya han documentado que chimpancés y macacos rhesus tienen capacidad de identificar estados emocionales entre los de su propia especie. Pero este es el primer estudio que demuestra que un animal puede saber cómo se sienten los miembros de otra especie.
Los perros pueden discriminar entre diferentes expresiones faciales humanas y sonidos asociados con estados emocionales específicos. Investigando el tiempo que los perros dedican a ver imágenes de personas y perros combinados con sonidos específicos, el nuevo estudio intentó explorar si los perros podrían reconocer los estados emocionales completos.
Cada imagen fue emparejada con un sonido emocional que era acompañado o no coincidía con la expresión facial en la imagen. Cuando los perros miraban más tiempo imágenes con sonidos a juego, esto se interpretó como una habilidad para poner las dos cosas juntas e identificar el estado emocional.
Se entiende así que los perros sean muy buenos en leer y responder al lenguaje corporal humano y a la posible intención de nuestras acciones. Los perros también pueden demostrar fuertes lazos de comportamiento con los propietarios, y reaccionar de manera diferente en las pruebas cognitivas en función de la presencia y el comportamiento del propietario.
Sin embargo, los perros son también propensos a haber aprendido que si responden a los sonidos de sus propietarios y expresiones faciales, serán tratados de una manera determinada. El ejemplo clásico es el de un perro que ha desobedecido una orden que muestra lo que parece ser una "cara de culpabilidad", como una manera de apaciguar a su dueño cuando le regaña.