CONSTRUCCIONES QUE HAN REVOLUCIONADO, REVOLUCIONAN Y REVOLUCIONARÁN LAS CIUDADES

Bajo nuestro pies y sobre nuestras cabezas... obras del pasado y del futuro que pueden cambiar nuestro mundo

Del pasado al futuro....y del subsuelo al cielo. El ser humano siempre ha querido ir más allá de sus límites. En el imperio romano buscaban soluciones para hacer su vida más fácil. Para canalizar el agua inventaron el acueducto. Ahora se ha descubierto el más antiguo del mundo. El Acqua Appia. Está, como no, en Roma. A veinte metros bajo tierra y supuso una revolución en aquella época.

Hoy estamos cerca de vivir otra revolución. El Big Bend, es tan solo una idea, pero puede cambiar la forma en la que se construyen los rascacielos. Es una estructura con forma de "U invertida" que mide 1.200 metros y que podría edificarse en Nueva York para solucionar la falta de espacio para construir que hay en Manhattan. Un ascensor recorrería toda su estructura de extremo a extremo igual que hacía el agua en los acueductos.

El recién descubierto en Roma tiene más de 2.200 años, está a pocos metros del Coliseo y se ha encontrado mientras se hacían unas obras para una nueva línea de metro. Los romanos tardaron decenios en terminarlo. Se desconoce todavía su longitud total y hacia dónde fluye, pero el fragmento encontrado se está trasladando a otro lugar para reconstruirlo y que sea visitable en el futuro.

Pensando en ese futuro, existen ideas que desafían a la lógica. Imaginen un rascacielos que se construya al revés que todos. De arriba hacia abajo. Así sería la Torre Analemma, una estructura gigante que pendería de un asteroide situado a 50.000 kilómetros de altura y que llegaría hasta la superficie terrestre. ¿Imposible? Sigan imaginando.

La Torre Analemma colgaría mediante un cable superresistente y describiría una órbita geosíncrona, es decir, tendría el mismo periodo orbital que la tierra. El edificio estaría en constante movimiento describiendo una ruta que se repetiría cada 24 horas y en las que habría varios puntos en los que el movimiento sería mucho menor para permitir a las personas entrar y salir de la estructura por la parte más cercana al suelo.

Puede parecer una locura, pero seguro que los romanos pensaron justo eso cuando les dijeron que era posible canalizar el agua.

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