Milagro económico
Diez años del Ecce Homo de Borja: "Hemos convertido un fenómeno social en un fin social"
El dinero que obtiene el Ayuntamiento de Borja con las visitas al Ecce Homo se destinan a fines sociales: sirven para ayudar a dos personas sin recursos del pueblo.
Cuando Cecilia Giménez comenzó su particular restauración del Ecce Homo de Borja (Zaragoza) nunca se imaginó que su nombre aparecería en los medios de comunicación de todo el mundo. Tampoco se le pasó por la cabeza que su 'obra' podría ser el salvavidas de varias personas sin recursos de su pueblo.
Han pasado diez años desde que su pintura se convirtiera en un meme nacional que, lejos de perjudicar a alguien, ha situado esa pequeña población de 600 habitantes en el mapa: desde aquel día 300.000 visitantes han pasado por el Santuario de Misericordia.
Según informa eldiario.es y ha confirmado el alcalde de Borja a laSexta, las entradas a este santuario -3 euros por persona- y el merchandising -camisetas, tazas, lápices...- del Ecce Homo generan entre 50.000 y 55.000 euros anuales.
De todo ese dinero, unos 35.000 euros van destinados a los salarios de dos conserjes "para que el templo pueda estar abierto todo el año". El resto se destina a la Fundación Benéfica Hospital Sancti Spiritus y Santuario de Nuestra Señora de Misericordia, una residencia que acoge a dos personas en situación de vulnerabilidad gracias a ese dinero.
Lo cierto es que hubo años en los que el dinero de las ganancias sirvió para ayudar a hasta cinco personas. "Hemos reconvertido un fenómeno social en un fin social", comenta orgulloso a laSexta Eduardo Arilla, alcalde de Borja.
A Cecilia, que en la actualidad vive en una residencia del Instituto Aragonés de Servicios Sociales en esa localidad, le pertenece el 49% de las ganancias del merchandising del Ecce Homo. Un dinero que también acaba destinado a la fundación benéfica, según el Ayuntamiento.
Así se originó 'boom' del Ecce Homo
Corría el verano de 2012 cuando toda la atención se trasladó al pequeño pueblo de Borja, en Zaragoza. Miguel Ángel Blasco, exteniente alcalde de Broja, explicó en Dónde Estabas Entonces que un concejal le llevó al santuario para mostrarle la chapuza.
"Es que entra aquí esta señora (Cecilia) y si ve algo deteriorado coge los pinceles y lo arregla", le explicó, señalándole que se había ido con su hijo a un balneario 15 días.
"Intentamos que no trascendiera el hecho en espera de que viniera la señora para que nos contara qué había hecho. De repente, el diario 'Heraldo' se da cuenta de la noticia y lo publica. Ahí ya empieza todo el circo", señaló Blasco entre risas.
Una situación que, según apuntaba su sobrina Marisa Ibáñez, causó "dos ataques de ansiedad" a su tía en apenas una semana. "Si he pecado por pintarlo pido perdón, pero lo he hecho con muy buena intención", relataba ante las cámaras la restauradora entonces. Sin embargo, tras los primeros días, Cecilia Giménez pudo sacar una visión más positiva: "Ha sido una cosa que dios ha querido ponerme por delante".