CON UN DISCURSO CARGADO DE HUMOR

Eduardo Mendoza recibe el Premio Cervantes: "Somos una especie atolondrada, agresiva y quizá mala"

El paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares acogía una vez más la ceremonia de entrega del Premio Cervantes que ha recibido Eduardo Mendoza. El escritor ha recordado y ensalzado la figura de El Quijote, sobre la que ha girado todo su discurso, y ha asegurado vivir "perplejo, atemorizado y descontento" al ver cómo avanza el mundo.

"Vivimos tiempos confusos e inciertos. No me refiero a la política y la economía. Ahí los tiempos siempre son inciertos, porque somos una especie atolondrada y agresiva y quizá mala, si hubiera otra especie con la que nos pudiéramos comparar...", ha asegurado Mendoza en un discurso cargado de humor e ironía.

A su vez, el autor de 'La verdad sobre el caso Savolta' ha señalado que la incertidumbre y la confusión a las que se refiere son "de otro tipo". "Un cambio radical que afecta al conocimiento a la cultura, a las relaciones humanas, en definitiva, a nuestra manera de estar en el mundo. Pero al decir esto no pretendo ser alarmista. Este cambio está ahí, pero no tiene por qué ser nocivo, ni brusco, ni traumático", ha apuntado.

En este sentido, Mendoza ha enmendado una frase del Quijote -sobre cuya figura literaria ha girado durante todo el rato su discurso- al aseverar que no es que "no haya pájaros en los nidos de antaño" durante su vuelta a casa, sino que "los hay, pero son otros pájaros".

Siguiendo este hilo de mezclar realidad con ficción novelesca, el autor catalán ha reconocido que alguna vez se ha preguntado si don Quijote "estaba loco o si fingía estarlo para transgredir las normas de una sociedad pequeña, zafia y encerrada en sí misma".

Así, su conclusión es que el ingenioso hidalgo está "realmente loco, pero sabe que lo está, y también sabe que los demás están cuerdos y, en consecuencia, le dejarán hacer cualquier disparate que le pase por la cabeza".

El humor como forma de vida

Mendoza encontró que había otro tipo de humor en la obra de Cervantes, un humor que "no está tanto en las situaciones ni en los diálogos, como en la mirada del autor sobre el mundo". "Un humor que camina en paralelo al relato y que reclama la complicidad entre el autor y el lector. Una vez establecido el vínculo, pase lo que pase y se diga lo que se diga, el humor lo impregna todo y todo lo transforma", ha señalado.

En relación a este descubrimiento, el autor entiende que al ser premiado en esta edición, se ha "querido premiar este género, el del humor, que ha dado nombres tan ilustres a la literatura española, pero que a menudo y de un modo tácito se considera un género menor". "Yo no lo veo así. Y aunque fuera un género menor, igualmente habría que buscar y reconocer en él la excelencia", ha reivindicado.

En cualquier caso, ha reconocido que, a pesar de ser recibido como un libro cómico, el Quijote ya no lo es tanto a día de hoy. "Los tiempos cambian y aunque el humor es el mismo, nuestra percepción de lo cómico ha cambiado. En este sentido, en la actualidad el Quijote ha perdido buena parte de su comicidad. Visto desde mi perspectiva, los episodios jocosos no son muchos ni muy variados y repiten un patrón convencional: confusión y paliza", ha apuntado.

Lamenta el abandono de las Humanidades en la educación

Mendoza también ha lamentado el 'abandono' de las humanidades en el colegio y, en especial, de la obra de Cervantes. "En algún sitio he leído que la presencia obligatoria de El Quijote en la enseñanza no pasa de ser una leyenda urbana. Es cierto, pero toda regla tiene su excepción", ha comentado con humor.

"A los que hicimos preuniversitario el año académico de 1959/60 nos tocó leer y comentar El Quijote, tanto a los que habíamos optado por el bachillerato de letras como por el de ciencias. A diferencia de lo que ocurre hoy, en la enseñanza de aquella época prevalecía la educación humanística, en detrimento del conocimiento científico, de conformidad con el lema entonces vigente: que inventen ellos", ha lamentado.

Por último, en su discurso Mendoza ha agradecido a varias personas su apoyo y cariño, y en especial a dos. "Una es Pere Gimferrer, que me dio la primera oportunidad y es mi editor vitalicio y mi amigo incondicional. La otra es, por supuesto, Carmen Balcells, cuya ausencia empaña la alegría de este acto", ha destacado.

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