Moviendo hilos de la censura
Estas son las cartas inéditas entre Camilo José Cela y Juan Aparicio sobre el nacimiento de Papeles de Son Armadans
LaSexta accede a cartas inéditas entre el premio Nobel de Literatura y el director general de Prensa durante el Franquismo. Aquí puedes ver cómo se fraguó una de las revistas literarias más importantes del siglo XX en España.
Cuando llegaron a sus manos casi no podía creerlo. Julio García de los Reyes, un apasionado de la historia y la literatura natural de Guadix (Granada), tenía ante sí fardos y fardos de papeles que contenían la correspondencia inédita de Juan Aparicio López (Guadix, 1906 - Madrid, 1987), quien en dos periodos intermitentes entre 1940 y 1957 había sido director general de Prensa en España. Una suerte de 'redactor jefe' de todas las publicaciones periódicas que salieron en nuestro país tras la Guerra Civil. Y, entre todos esos fajos, un nombre que destacaba: Camilo José Cela Trulock (Iria Flavia, 1916 - Madrid, 2002).
Las cartas, donadas por la familia del cargo franquista al archivo privado de García de los Reyes hace apenas unos meses, muestran cómo Cela hizo lo posible para valerse de su amistad con Apariciopara lograr algo así como un trato de favor a la hora de publicar su prestigiosa revista 'Papeles de Son Armadans'.
A continuación puedes consultar algunas de las misivas que el Nobel de Literatura envió a Aparicio entre 1956 y 1957, observar su exquisito dominio del lenguaje a la hora de hacer peticiones y cuáles son los argumentos que esgrime para, por ejemplo, pedir ser censor de su propia revista (algo que no se le concede, pese a haber sido censor en los años 40).
25 de enero de 1956: el inicio
"He demorado hasta hoy darte las gracias por tu permiso para mis PAPELES DE SON ARMADANS para, con ellas, poder darte también algunas noticias de su marcha. Los augurios son buenos".
Aquí también menciona por primera y única vez al delegado del Ministerio de Información y Turismo en Baleares, Francisco Soriano, con quien entablará una provechosa amistad.
15 de marzo de 1956
Aquí podemos ver la relación original de los textos que irían en el número inaugural de la revista. Aparece Alfonso Sastre, después censurado, y no está Gregorio Marañón, quien aparecería luego en sustitución del primero.
"Hazme propaganda ante los amigos, sé clemente conmigo y, si puede ser, ordena que no se demoren mucho en el reenvío", escribe Cela.
28 de marzo de 1956
La relación de motivos por los que Cela cree que puede convencer a Aparicio paraser su propio censor. Esto, pese a no ser algo extraño en la época, como explican los académicos, no le sale bien y finalmente tendrá que optar por otras fórmulas.
29 de marzo de 1956
La consternación de Cela por la censura: "¿Por qué el censor se permite buscar aviesas e inextrincables intenciones donde no las hay?", se queja. Finalmente, apela a su amigo: "Tú decidirás y yo, disciplinadamente, acataré tus resoluciones, si crees oportuno perdonarme alguna tachadura".
31 de marzo de 1956
Aprobación del texto de Gregorio Marañón por parte de Aparicio.
25 de abril de 1956
Primera petición de que la censura pase en Palma de Mallorca: "El tiempo que me hacen perder los correos es excesivo", expresa.
24 de noviembre de 1956
Las cartas entre las dos personalidades no solo muestran la creación de la revista, también hay tiempo para otros menesteres, como se aprecia en esta misiva. En ella, Cela se queja de una información "poco exacta" aparecida en el diario 'Ya', por lo que pide la intercesión de Aparicio para que el mencionado periódico publique su carta de queja.
22 de febrero de 1957, última carta de la colección
Una felicitación de Aparicio a Cela por, presumiblemente, entrar en la RAE: "No quiero que en este momento te falte mi sincera felicitación de amigo que te aprecia y te quiere. Me he alegrado infinitamente de tu triunfo".
Lo cuenta la escritora Celia Santos
El 'Plan Marta', el "cruel" programa de Franco y la Iglesia para repoblar Australia con mujeres españolas blancas
En los años 60, cientos de mujeres fueron enviadas a las antípodas con el objetivo de repoblar el país, como cuenta Celia Santos en la novela El país del atardecer dorado.