ICONO DE LA MÚSICA
Frank Sinatra: su voz, en 5 canciones
Se cumplen 20 años de la muerte de Francis Albert Sinatra. Nos dijo adiós con 82 años tras sufrir un ataque al corazón en West Hollywood, en California. Un icono universal del siglo XX, aupado hasta la categoría de leyenda mitológica.
Frank Sinatra fue precursor en la década de los cuarenta del fenómeno fan antes de que nadie supiera qué era este fenómeno, su vida estuvo plagada de aristas, con toneladas de trabajo, pasión, desenfreno, amoríos escandalosos, amistades peligrosas, casinos, mafiosos, fábulas increíbles, las correrías del Rat Pack todavía arden en Las Vegas, fama desbordada y canciones.
Muchas e inmortales canciones. Rendido fanático de Bing Crosby, 'La Voz', como era mundialmente apodado y conocido, grabó más de 1.300 canciones, y rodó medio centenar de películas. Más allá de su talento natural para la música, siempre fue reconocido por su capacidad para expresar emociones y conectar con el público.
Pionero en la fusión del jazz y el swing con el pop que terminó definiendo de alguna manera la música de masas del siglo XX, Frank Sinatra comenzó como cantante de orquesta y terminó consiguiendo la inmortalidad a través de una vida que se bebió a borbotones.
Es complicado, pero trataremos de resumir su trayectoria en un repóker de composiciones para rendir homenaje a Ol' Blue Eyes:
Tommy Dorsey contrató a un Sinatra de 25 años para cantar en su orquesta. En 1940 lograron el primer número 1 en Billboard con 'I'll never smile again' y, aunque su unión profesional duró apenas un par de años, fue fundamental para el asentamiento del cantante y el nacimiento del fenómeno social. Frank inició su carrera solista en 1942, con actuaciones recordadas como las del Teatro Paramount de Nueva York, donde las quinceañeras bien pudieron partir la ciudad en dos. ¡Y solo era el principio!
Tan rápido ascenció a los altares, que el primer lustro de la década de los cincuenta pareció que el sueño había acabado, lastrado por escándalos amorosos. Pero siempre luchador, logró un Oscar como actor secundario en 1954 por 'De aquí a la eternidad' y pudo reconducir su carrera.Logró revivir y consagrarse como la imagen de la canción popular estadounidense y, por extensión, de todo el mundo, gracias a composiciones melódicas para todos los públicos.
Tras pasar por Capitol y Columbia, convertido ya en icono, fundó su propio sello Reprise en 1961. En pleno auge del pop rock, Sinatra ofrecería al mundo clásicos como 'Strangers in the Night' canción con música de Bert Kaempfert y letra de Charles Singleton y Eddie Snyder.
Una canción popular francesa adaptada a inglés por Paul Anka, grabada por primera vez por Sinatra en 1969. Aunque parezca ahora increíble, la recepción no fue todo lo positiva que cabría imaginar, pero con el paso del tiempo se ha convertido en un símbolo de emocionada autoafirmación personal en todo el mundo, mil y una veces utilizado, en centenares de versiones. Uno de esos clásicos abrumadores.
La primera versión de esta canción la interpretó Liza Minelli para la película 'New York, New York' de Martin Scorsese. No obtuvo la repercusión esperada y el fenómeno se desató cuando Frank Sinatra la grabó en 1980. Desde entonces New York adoptó su himno más aclamado, que aún hoy sigue sonando vivaracho en homenaje a 'la ciudad que nunca duerme'.
Aunque el último disco con canciones inéditas de Sinatra data de 1984, el 'Duets' de 1993 arrasó en todo el mundo con versiones de viejos temas acompañado por estrellas de todo pelaje y condición. Esta versión con Bono de U2 del clásico de Cole Porter 'I've Got You Under my skin', de 1936, volvió a colocar a Frank en las emisoras de todo el mundo, como si de nuevo el mito estuviera listo para emprender su enésima victoriosa juventud.
Pero su salud estaba ya muy deteriorada y Sinatra ofreció el 25 de febrero de 1995 su último recital en una fiesta privada en el Desert Springs Resort and Spa del Hotel Marriott. Recibió a finales de 1997 la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos, y el 14 de mayo de 1998 moría a los 82 años a consecuencia de un ataque al corazón. Dejando, eso sí, un legado eterno.