Tras siglos en Londres
El Museo Británico negocia en secreto con Grecia repatriar los mármoles del Partenón
Los mármoles fueron adquiridos por un aristócrata escocés a principios del siglo XIX y después vendidos a Reino Unido. Atenas lleva años reclamando la vuelta de estos mármoles, joya de la corona de la colección de la pinacoteca.
El presidente del Museo Británico, George Osborne, mantuvo esta semana una conversación "secreta" con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, en la que abordaron la repatriación de los mármoles del Partenón de Atenas, ha informado este sábado el diario "The Times".
El exministro de Economía conservador, designado responsable del museo londinense en junio del año pasado, se reunió el lunes con el líder griego en un hotel del acomodado distrito de Knightsbridge de la capital británica, ha detallado el periódico.
Mitsotakis, que durante su visita al Reino Unido fue recibido por el primer ministro británico, Rishi Sunak, y el rey Carlos III, había mantenido "conversaciones exploratorias" con Osborne el pasado noviembre, según ha revelado la prensa griega.
La nueva reunión en Knightsbridge, cuyo único objetivo era abordar la devolución de las esculturas de 2.500 años de antigüedad, ha impulsado las expectativas de que se avance hacia la resolución de la agria disputa que enfrenta al Reino Unido y Grecia.
Atenas reclama las piezas desde hace años y construyó expresamente en 2009 un nuevo Museo de la Acrópolis para demostrar que cuenta con un lugar adecuado para albergar ese tesoro arqueológico.
Las esculturas, conocidos como los Mármoles de Elgin, ocupan un lugar preeminente del Museo Británico, que cuenta con una amplia colección de piezas de la antigua Grecia y otras culturas de la antigüedad, además de poseer la mayor muestra de objetos del Egipto faraónico fuera de El Cairo.
Los mármoles del Partenón fueron adquiridos por el aristócrata escocés Thomas Bruce, séptimo conde de Elgin, entre 1801 y 1805, cuando era embajador ante la corte Otomana en Estambul -que ocupaba Grecia-, y vendidos después al Reino Unido, transacciones que Grecia ha calificado como "saqueo".