Crisis del COVID-19
La pandemia obliga a echar el cierre a la histórica sala madrileña Joy Eslava para volver "modernizada" cuando el coronavirus lo permita
Tras casi cuatro décadas de historia, una de las discotecas más populares de Madrid cierra sus puertas por un tiempo para reinventarse y modernizarse.
La pandemia está obligando a cerrar muchos negocios que no son capaces de sobrevivir económicamente a meses y meses sin ningún tipo de actividad. Esta vez, quien se despide por un tiempo es un auténtico icono de la noche madrileña, la histórica sala de conciertos y discoteca Joy Eslava, ubicada en la céntrica calle de Arenal, según informa 'Onda Cero'.
Aunque varias informaciones apuntaban a su cierre definitivo, desde las redes sociales de la sala han confirmado que el local mantendrá "la oferta de ocio de calidad que lleva prestando en la ciudad de Madrid desde el año 1981". Todo ello, después de acometer un "ambicioso plan de modernización de sus instalaciones".
La decisión la ha tomado el dueño de la sala, Pedro Trapote, después de que permaneciese cerrada desde el pasado mes de marzo a causa de la crisis del coronavirus y no tuviese todavía ninguna perspectiva en el horizonte de cuándo podría volver a arrancar su actividad.
En España el ocio nocturno ha quedado completamente restringido, y en la mayoría de comunidades autónomas permanece aún el confinamiento nocturno que prohíbe estar en bares, restaurantes o en la propia calle a partir de una determinada hora.
Por eso, tras casi 40 años de historia, la Joy Elava ha decidido cerrar por un tiempo y reconvertirse, según 'Onda Cero', en un restaurante con espectáculos en directo. "La remodelación de Joy Eslava promete marcar el inicio de una nueva etapa en la noche madrileña, convirtiéndose en una de las salas más espectaculares y vanguardistas de Europa incorporando los equipamientos y servicios más innovadores", anuncian en un comunicado en Instagram.
Hace una semana, el empresario que dirige la discoteca comentaba en una entrevista con 'Vanitatis' que mantener los locales sin poder abrirlos estaba suponiendo "la ruina en mayúsculas".
"Con el número de empleados que tenemos, que son 247, y por las obligaciones de pagos, la situación es muy difícil. Gracias a los ERTE, la gente va teniendo ingresos económicos. Es inviable, hoy por hoy, abrir los locales", reconocía al medio.