LA EXPECTACIÓN Y LAS ANSIAS HAN ADELANTADO EL SALTO

El Rocío 2018: la virgen recorre la aldea entre salves, vivas y cantes tras el salto de la reja de los almonteños

En El Rocíode este año, los almonteños han saltado la reja que los separaba de la Blanca Paloma cuando aún las seis filiales más antiguas no habían hecho su protocolario paso por la Puerta Mayor del Santuario de la Virgen del Rocío. Esto ha provocado un retraso de 15 minutos al comienzo de la procesión.

Los almonteños han saltado la reja, si bien, la procesión de la Virgen no ha dado comienzo hasta aproximadamente 15 minutos más tarde, instante en el que el Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte ha alcanzado el Presbiterio del Santuario procedente del rezo del Santo Rosario.

Este adelanto en 'el salto' se ha debido, fundamentalmente, a la expectación y las ansías que había este año de hacerse con el paso procesional de la Virgen debido a la modificación que se ha realizado en el mismo, consistente en la ampliación de su base, lo que ha supuesto el incremento de un banco tanto en la parte delantera como en la trasera. Con la reforma, la mesa del paso se ha cubierto con madera noble tallada, y la mejora ha quedado patente desde el principio de la procesión.

Este año los almonteños no han podido esperar a la llegada del Simpecado de la Matriz para hacerse con el paso; concretamente, lo han hecho cuando aún quedaban alrededor de 15 filiales por pasar por la puerta de la ermita en el rezo del Rosario, casi una hora antes que el año pasado.

Pese a este adelanto, la Virgen no se ha movido ni un ápice hasta la llegada del Simpecado de Almonte, portado por la hermana mayor, Eva Toro, gracias, entre otras cosas, al cordón humano que se ha mantenido en la verja que da acceso al presbiterio, a la actuación de contención que han hecho camaristas y santeros y, sobre todo, al respeto mostrado por los propios almonteños.

En ese momento, se ha empezado a trabajar para bajar a la Virgen del presbiterio y alcanzar la nave central de la ermita; la salida ha sido rápida y limpia, y a hombros de los almonteños y con el sonido de las campanas de la espadaña de la ermita, la Virgen ha alcanzado la altura del pórtico del Santuario e instantes después ha salido a una explanada frontal copada de gente.

Se trata, por tanto, de una nueva imagen la vivida este año en los momentos previos a la procesión, de un inicio distinto que ha dado más emoción si cabe a ese instante culmen de la devoción y el fervor rociero.

Tras salir de la ermita se ha dirigido, con una verticalidad inusual otros años, al lateral izquierdo de su templo para empezar a visitar a sus 121 hermandades filiales, la primera de ellas la de Huévar del Aljarafe (Sevilla), en un paseo que concluirá cuando decidan los almonteños, y en el que se sucederán las salves, los vítores, los vivas y los olés.

Para esta ocasión, la Virgen va ataviada con el traje y el manto conocido como de los Apóstoles, o de las Hermandades, confeccionado por Joaquín Castilla, y adornada con un exhorno floral de hibiscus rosa sinensis, en color blanco y amarillo, los colores del Vaticano, con motivo del XXV Aniversario de la visita de San Juan Pablo II al Rocío.

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