DAÑOS IRREPARABLES

Selfies de riesgo, el arte de ser un torpe en el museo

Un sarcófago de 800 años de antigüedad ha sido la última víctima. El empeño de unos padres en hacerle una foto a su hijo dentro de él ha acabado rompiéndolo. Pero no es la primera vez que pasa. La imprudencia al hacerse el mejor selfie ha causado estragos en museos y galerías de todo el mundo. Desde el destructor efecto dominó que causó una chica en la Galería 14th Factory de Los Angeles, valorado en 170.000 euros, hasta otro intento de selfie en el Museo Hirshhorn, donde un chico rompió una de las calabazas de la artista Yayoi Kusama. Por suerte, normalmente las obras están aseguradas y su daño no conlleva más que el susto y la vergüenza pública.

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