La literatura real que esconde la ficción

Svetlana Alexievich, la verdadera voz detrás de Chernóbil (pese a la serie de HBO)

La popularidad de la serie de HBO hace necesario recordar a la escritoria bielorrusa Svetlana Alexievich, premio Nobel de Literatura en 2005.

Un bombero que se juega la vida sin saberlo. Es noche cerrada. Llaman a su casa y le comunican que debe ir a la central nuclear: algo ha pasado en el reactor, ha explotado. Allí pasa horas trabajando contra un enemigo invisible. Después lo llevan al hospital y, de ahí, a agonizar en otro centro sanitario, esta vez en Moscú.

Estamos en 1986. Y esa central nuclear no es otra que Chernóbil, en Prípiat, en la zona de la Unión Soviética que hoy es Ucrania. El bombero se llama Vasili Ignatenko y conocemos su historia gracias a su esposa, Lyudmila, que por aquel entonces está embarazada. Bueno, corregimos: conocemos su historia gracias a la periodista Svetlana Alexievich, premio Nobel de Literatura en 2015, quien, después de entrevistar a la mujer, describió su relato enVoces de Chernóbil. Crónica del futuro (2005).

Ahora, 14 años después de la publicación del libro, éste y otros relatos llegan a otra clase de público: aquel que no leyó a la periodista pero que ahora ha visto la serie Chernobyl en HBO. De hecho, muchos han acudido a la escritora tras ver la serie, tal y como confirman desde la Casa del Libro a laSexta.com: desde que se estrenaron los capítulos, las ventas de este libro (y de otros sobre la temática) se han disparado: incluso la editorial de la edición en español, Penguin Random House, tuvo que lanzar una "reimpresión urgente, debido al éxito".

Un bombero que se juega la vida sin saberlo. Es noche cerrada. Llaman a su casa y le comunican que debe ir a la central nuclear: algo ha pasado en el reactor, ha explotado. Allí pasa horas trabajando contra un enemigo invisible. Después lo llevan al hospital y, de ahí, a agonizar en otro centro sanitario, esta vez en Moscú.

La popularidad de la serie está devolviendo a la palestra el nombre de Alexievich, autora de culto a la que no todo el mundo conocía. Así se observa, por ejemplo, en las tendencias de búsqueda de Google: la autora fue buscada cuando ganó el Nobel y, después, el interés por su figura cayó hasta remontar de nuevo ligado al de la serie. Pese a que la ficción no está basada íntegramente en el libro, sí que tiene los derechos de algunas de las historias que contó la periodista bielorrusa.

Un libro que no es sobre Chernóbil

Todo el mundo sabe que el 26 de abril de 1986 hubo un accidente considerado como uno de los peores desastres nucleares de la Historia. Pero para de contar. ¿Qué ocurrió realmente? ¿De quién fue la responsabilidad? Cuando entra en juego la propaganda, la verdad se pierde. La serie de HBO es ficción, pero muestra bien todo esto. Mejor aún lo hace el libro de Alexievich, que no es sobre Chernóbil, sino "sobre el mundo de Chernóbil", como dice ella misma.

"Sobre el suceso mismo se han escrito ya miles de páginas y se han sacado centenares de miles de metros de película. Yo, en cambio, me dedico a lo que he denominado la historia omitida, las huellas imperceptibles de nuestro paso por la tierra y por el tiempo", escribió la autora en una introducción de su propio libro.

La obra de la bielorrusa es todo un exponente de lo que ella misma llamó "novelas de voces". Cuando Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca, pronunció su nombre en 2015, alabó sus "escritos polifónicos", su "monumento al sufrimiento" y su "valentía". También es coral la ficción dirigida por Johan Renck y guionizada por Craig Mazin para HBO: "Dramatiza los acontecimientos que rodearon el accidente nuclear de Chernóbil en 1986 y los narra a través de la historia de hombres y mujeres valientes que hicieron grandes sacrificios para salvar a Europa de un desastre inimaginable", reza su sinopsis.

Todo esto es justo eso lo que se ve en los escritos de Aleixevich, y lo que se observa de lleno en este libro, basado en entrevistas a personas que vivieron el desastre de Chernóbil y sintieron cómo se desmoronaba un sistema al que que se habían entregado con fe ciega. La periodista quiso dar voz a aquellos silenciados por la URSS, a los que sufrieron el cambio y el desconcierto.

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