EUROLIGA | REAL MADRID 101 - 86 FENERBAHCE
El Real Madrid se gusta ante el Fenerbahce en un gran festival ofensivo
El primer clasificado de la Euroliga visitó la cancha del Real Madrid, que reivindicó su condición de campeón con un gran partido a nivel ofensivo. El tercer cuarto, con un parcial de 25-16, acabó de decantar la victoria blanca en una fiesta en el feudo blanca.
El Real Madrid reivindicó su condición de vigente campeón de la Euroliga al vencer en un gran partido al Fenerbahce por 101-86, con la actuación estelar de Anthony Randolph y Sergio Llull en ataque y de Gaby Deck y Jeffery Taylor en defensa.
Desde el calentamiento se palpó en el ambiente que no era un partido más de Euroliga. Campeón y subcampeón de la última edición se enfrentaban con poco que ganar o perder a título clasificatorio, pero con mucho que ganar o perder en lo moral y de cara al futuro inmediato.
El Fenerbahce de Zeljko Obradovic comenzó más centrado y dominando incluso el rebote, su asignatura pendiente si es que tiene alguna. El 2-7 a los 2.30 minutos fue su tarjeta de presentación. La defensa de los turcos se cerraba sobre Walter Tavares hasta con tres jugadores en cuanto había un balón interior, pese a lo cual el Madrid no aprovechó muy bien la posibilidad de tiros abiertos por su falta de acierto.
Con defensas aceptables, sobre todo la de Gaby Deck sobre Luigi Datome, fueron los ataques los que brillaron. Pablo Laso y Obradovic hicieron gala de la calidad que atesoran en sus plantillas. Con Jan Vesely y Nicolo Melli como puntas de lanza, el Fenerbahce fue el que dio el primer acelerón importante en el marcador, 10-19 (m.5.40), mientras que en el Madrid Anthony Randolph era, una vez más, el que mejor vio aro.
Tavares sembró el terror
Ese fue el punto de apoyo de un Real Madrid que comenzó a jugar más suelto en ataque y que consiguió un parcial de 12-3 en menos de 3 minutos, para pasar del 10-19 a un 22-21, la primera ventaja de los locales. El Madrid cerró el primer parcial a su favor con un 27-25, tras diez minutos de baloncesto de calidad en ambos equipos.
En el segundo cuarto fue el Madrid el que se arrogó llevar el ritmo del partido y el que empezó enchufado con un 7-0 de inicio, que elevó el parcial a 24-6 desde ese 10-19 del primer cuarto. Obradovic y Laso comenzaron a jugar al ajedrez. Nikola Kalinic y Ali Muhammed intentaron cambiar el signo del partido, pero Laso tenía el antídoto preparado poniendo a Jeffery Taylor sobre el pequeño base nacionalizado turco.
Las entradas de Jaycee Carroll y Felipe Reyes, así como las de Facu Campazzo, Gustavo Ayón y Rudy Fernández fueron sumando y aunque el Fenerbahce demostró que no se iba a dar por vencido, el 45-35 (m.16.10) fue la mejor demostración del buen juego del equipo español. Al descanso, 52-45, tras una última canasta de estrategia de Deck que Obradovic no se sabía.
El paso por vestuarios enfrió las ansias anotadoras de los dos equipos, también porque las defensas ajustaron más los espacios, y el marcador se ralentizó, 60-51 (m.24), al menos en estos primeros minutos. El Madrid comenzó a hacer cambios en defensa sin importar si un exterior se quedaba con un interior o viceversa y el Fenerbahce acusó el movimiento táctico.
Fin de fiesta a lo grande
Con Datome fuera de foco por la defensa de Deck y Vesely fuera de forma, tras su lesión, además de un poco acogotado por los centímetros de Tavares, sólo Kostas Sloukas y Nicolo Melli rindieron a alto nivel, acusándolo el equipo otomano. El Madrid, ya en modo campeón, encontró a Sergio Llull que descerrajó dos 'mandarinas' seguidas, la segunda con adicional, para poner la máxima renta hasta ese momento, 71-56 (m.27.15).
Y también a Tavares, que sembró el pánico en los hombres altos del Fenerbahce. El tercer cuarto finalizó con un 77-61 y el aplauso de los aficionados madrileños, complacidos con lo que estaban viendo. El inicio del último acto fue casi de exhibición con dos contraataques en el primer minuto que elevaron la ventaja hasta los 20 puntos, 81-61. Obradovic pidió tiempo muerto para frenar el estado de descomposición en el que estaba entrando su equipo.
Vesely asumió los galones de forma puntual, pero el Madrid siguió reivindicando su condición de vigente campeón y no permitió que el Fenerbahce renaciera. Gran partido y gran victoria, 101-86 en el marcador y 136-80 en el de la valoración, que acerca todavía más al Real Madrid a la ventaja de campo en los cruces de cuartos de final.