UN PARTIDO CON TINTE POLÍTICO

El temor a un boicot independentista, clave en el posible aplazamiento del Clásico en el Camp Nou

Las autoridades no quieren que se juegue el Clásico en el Camp Nou porque temen que los independentistas boicoteen el partido. No quieren que los radicales utilicen un evento de máximo interés mundial para vender su propaganda.

Ni Gobierno, ni Liga, ni Federación quieren que el Clásico se dispute el sábado 26 de octubre. ¿El motivo? El temor a que los independentistas puedan boicotear el partido.

Es decir, que no sólo se limiten a mostrar su rechazo a la sentencia del procés desde las gradas, sino que vayan más allá y puedan interrumpir el partido.

Esto podría suceder en los prolegómenos con el bloqueo de las llegadas de los equipos o lo que podría ser más grave, una vez iniciado el encuentro. Sería muy complicado evitar algo así con un Camp Nou a rebosar, más aún viendo lo que pasó el 1 de octubre de 2017.

Tras el referéndum ilegal, el Barcelona-Las Palmas se disputó a puerta cerrada. A pesar de ello un espontáneo llegó hasta el césped después de mostrar su mensaje en la grada.

Antecedentes que se unen a la tensión actual y que suponen un riesgo para un encuentro que verán millones de personas en todo el mundo. Porque el Camp Nou será el centro de todas las miradas y las autoridades quieren evitar a toda costa que los independentistas lo aprovechen para visibilizar su protesta.

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