El agente, acusado de asesinato

Un policía, acusado de matar Atkinson, ex de la Real Sociedad, con una Taser y dos patadas en la cabeza

El juicio por la muerte en 2016 del exfutbolista de la Real Sociedad ha comenzado. La fiscal ha alegado que el agente que mató al jugador utilizó una fuerza desproporcionada al efectuarle tres disparos eléctricos y dos patadas en la cabeza cuando ya se encontraba inconsciente.

El juicio sobre la muerte de Dalian Atkinson ha comenzado. El que fue futbolista de la Real Sociedad en los años 90 murió en 2016 a manos de un oficial de policía, que le disparó con una pistola eléctrica y le pateó en la cabeza produciéndole la muerte.

El agente Benjamin Monk está acusado de asesinato y homicidio involuntario tras haber una fuerza desproporcionada hacia Atkinson. Monk está acusado de haber disparado el arma eléctrica durante 33 segundos, tiempo mayor al permitido legalmente (5 segundos).

Además, también se le acusa de haberle propinado varias patadas en la cabeza al exfutbolista inglés cuando ya estaba inconsciente. Estas agresiones produjeron el fallecimiento del jugador por un paro cardiaco cuando estaba siendo trasladado al hospital. El policía y la agente que la acompañaba esa noche han negado haber cometido tales acciones.

Los hechos se produjeron a raíz de una discusión en casa del padre de Atkinson, situada en Telford. Los vecinos llamaron a la policía tras escuchar gritos a altas horas de la madrugada por parte de Atkinson, quien padecía problemas mentales y físicos.

Según los testigos del juicio, fue él mismo quien se encargó de abrir la puerta a los agentes. La fiscal Alexandra Healy declaró que el tercer disparo con la Taser del agente Monk provocó la inconsciencia en Atkinson, que posteriormente recibió dos patadas en la cabeza sin voluntad de defenderse. Por lo que la fiscal subraya que la fuerza fue desproporcionada.

"Según los patólogos y el experto en cuidados intensivos instruidos por la fiscalía están de acuerdo en que, si bien sus condiciones de salud subyacentes significaban que Dalian Atkinson tenía un riesgo mucho mayor de morir, si no fuera por el tercer despliegue de Taser y las patadas en la cabeza, Dalian Atkinson no habría muerto esa noche", alega la fiscal.

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