Una ingeniera aeroespacial en el Mundial
Celia Jiménez: "Cada partido va a ser una batalla, pero estamos preparadas"
Celia Jiménez cruzó el charco para estudiar ingeniería aeroespacial y seguir entrenando en fútbol a nivel competitivo. Ahora juega en una de las mejores ligas del mundo, acaba de licenciarse y está a punto de luchar por el Mundial contra la élite del fútbol. Así ha sido el camino de Celia para llegar a la cima.
Celia Jiménez Delgado repite su nombre con un horrible acento americano. Emula la gala del Draft 2018 en la que la seleccionaron para formar parte de la Liga Americana de Fútbol (NWSL). La primera española, la única internacional en ser elegida en esa ocasión: "Dijeron mi nombre, pero lo dijeron tan mal que no lo escuché", reconoce entre risas. Ella siguió mirando en el ordenador posibles másteres que cursar, "era lo que tocaba", y a los cinco segundos, reaccionó: "¡Que lo han dicho!, ¡que lo han dicho!". Pasaron más de mil emociones por su cabeza. Risa, llanto, de todo. Un sueño hecho realidad. Pero lo cierto es que no pudo disfrutarlo mucho. Tenía clase.
Celia se fue a Estados Unidos porque no quería abandonar ninguno de sus sueños: "No estaba dispuesta a renunciar al fútbol ni a la universidad", afirma. Y América le daba esa oportunidad. Celia podía estudiar la ingeniería aeroespacial que había elegido sin necesidad de alejarse de la alta competición: "Podía seguir jugando al fútbol a un nivel competitivo, a muy buen nivel", explica. Algo que en España no era posible: "Si hubiera un deporte universitario potente en España, el talento se quedaría aquí", se lamenta Jorge Vilda, entrenador de la Selección.
"No estaba dispuesta a renunciar al fútbol ni a la universidad"
"Fui con la ilusión de que todo fuese verdad y de poder estudiar y jugar, pero también tenía la incertidumbre de no saber qué iba a pasar". Celia cruzó el charco con dieciocho años. Tenía muchas ganas, pero también muchas dudas. Nadie podía guiar sus pasos. No conocía a nadie que hubiese seguido el camino que ella iba a emprender. Incluso sus padres desconfiaban: "Si cuando te bajes del avión, todo es una estafa, busca rápido a un agente, llama a casa y te traemos de vuelta", le decían antes de emprender el viaje. Pero el miedo no paralizó a la andaluza.
Si algo caracteriza a Celia es su valentía, su sonrisa y su personalidad rebelde, su inocencia y su fuerza. "Cuando entras en un avión y te sientas, puedes dar la vuelta al mundo en contra de todas las leyes de la gravedad", explica emocionada. Esa idea de rebeldía, de luchar contra lo establecido fue lo que le hizo decantarse a estudiar ingeniería aeroespacial. Un camino nada fácil: "Necesité muchísima disciplina, muchísimo trabajo. Hubo momentos en los que estaba muy cansada y tuve que respirar hondo y seguir trabajando". Hasta que lo consiguió y se licenció en la Universidad de Alabama. El lugar en el que lo consiguió todo: la carrera académica y la deportiva.
"Si hubiera un deporte universitario potente en España, el talento se quedaría aquí"
Aunque el camino de la futbolista ya había empezado antes de emigrar a América. Celia nació en Alcaudete (Jaén), en 1995, y el fútbol siempre le apasionó. Su hermana Laura la recuerda con un balón en los pies desde pequeña: "Quedando por las tardes para jugar, entrenando después del entrenamiento…". Celia fue creciendo y despuntando: primero en el Atlético Jiennense, luego en el Real Jaén, el Sevilla FC, y después, en la Selección Española.
Han pasado nueve años desde que Celia debutase con la Selección. Tenía catorce años. Ahora tiene 23 y está a punto de disputar su segundo Mundial con la absoluta: "Cada partido va a ser una batalla, pero estamos preparadas", confiesa la defensa, que continúa soñando muy alto, hasta el cielo.
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Producción: Javier Torrijos | Realización: Juan Gutiérrez y Adrián Carreira | Redacción: Bea Lozano y Sara Campos | Imagen: Adrián Carreira, Carlos Matarranz y Cayetano | Grafismo: Nacho Félez y Nacho Sanz | Texto: Sara Campos
Agradecimientos: A la Selección Absoluta femenina, a la Real Federación Española de Fútbol y a Alberto Díez.