De 'El Plan' a 'La Misión'
Fernando Alonso y Aston Martin: motivos para soñar en la F1
Apenas restan 19 días para que Fernando Alonso dé carpetazo a Alpine. Su bagaje es elocuente: un solitario podio frente a decenas de averías en dos años. Ni la ilusión, ni la esperanza ni el mejor de los planes puede con eso.
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Su fichaje por la escudería francesa llegó con la esperanza que arrojaban el recuerdo de sus dos mundiales con Renault. Era una etapa ilusionante, sí, otra vez la palabra ilusión, pero es que este era el mayor incentivo para volver a ver a Fernando Alonso vestido del azul de Alpine. Los años anteriores del rombo fueron una travesía en el asfalto que prometía, con el cambio de nombre, el fichaje del asturiano y la nueva reglamentación salir a la luz, pero la realidad y la poca fiabilidad han achatarrado 'El Plan'. Sí, otra vez el famoso 'Plan', pero es que 'El Plan' e ilusión eran casi sinónimos.
El contexto. Se cierran dos años en los que la realidad de un quejumbroso Alpine ha podido con la ilusión del español.
- En estos dos años, el equipo francés no se ha convertido en garantía de nada más que de problemas mecánicos, el español, en cambio, ha vuelto a demostrar que está al más alto nivel: Fue la clave en la única victoria de la escudería y de su compañero, logró un podio y, mecánica al margen, ha puntuado de manera consistente para conquistar la cuarta plaza de constructores. Aston Martin apareció en su horizonte con la ilusión que irradian los sueños de un niño pero, ¿caeremos otra vez en la efusividad de la ilusión?
¿Qué podemos esperar? La llegada del asturiano trae consigo unos factores que van más allá del talento del bicampeón del Mundo.
- Ilusión. No hay nada más confirmado que la ilusión, es verdad, de la ilusión no se vive ni se ganan títulos, pero el entusiasmo con el que inicia el proyecto Fernando Alonso hay que tomarlo en serio. Pocas veces se ha visto al asturiano con tantas ganas de empezar un nuevo proyecto. Talento y ganas de trabajar, aunque Ocon se queje de lo contrario, le sobran. Puede parecer que la ilusión es poco, pero la realidad esconde algunos datos ilusionantes.
- Dinero: Lawrence Stroll es el dueño del equipo. Según la revista Forbes está entre los 1000 hombres más ricos del Mundo y no ha escatimado en gastos a la hora de invertir. Por si esto fuera poco, cuando el bolsillo de "papá Stroll" flaquea, ahí aparecen patrocinadores como Aramco, o lo que es lo mismo, la empresa petrolífera de Arabia Saudí.
- Instalaciones: Decía Bernie Ecclestone que la única manera de salir con dinero de la F1 era entrar con mucho más dinero. Y en eso no hay problema, el problema viene con cómo utilizarlo y parece que los de verde saben dónde invertir. Su nueva sede, construida en Silverstone es un claro ejemplo. La nueva fábrica cuenta con 37.000 metros cuadrados, tres edificios que albergarán un simulador y un túnel del viento que está presupuestado en más de 230 millones de euros. Lo dicho, Dinero más ilusión.
- Fichajes: El más evidente es el de Fernando Alonso, pero su estrella ensombrece las de otras contrataciones en el aspecto técnico. Dan Fallows, anterior jefe de aerodinámica de Red Bull, fichó el año pasado, lo mismo que Martin Whitmarsh, viejo conocido de Alonso en McLaren, y, a finales de este 2022, llega el jefe de aerodinámica de Mercedes, Eric Blandin.
- Ambiente: Fernando Alonso es la guinda del pastel de la escudería británica. Todos le esperan y la directiva y su compañero Stroll le aguardan para liderar un proyecto que en Alpine, con la relación cada vez más erosionada con Otmar Szafnauer y con su compañero Ocon, deteriorada a golpe de acciones cuanto menos extrañas, era casi insostenible.
La otra cara. La llegada de Fernando Alonso a Aston Martin entraña entusiasmo, confianza, trabajo... pero también esconde alguna sombra negativa:
- Trabajo hecho. Es una realidad que Alpine y su monoplaza han tenido un mayor rendimiento que el de los británicos. Su evolución ha sido de las más destacadas y han conseguido terminar en el cuarto puesto en la clasificación de constructores, algo impensable a principios de 2022.
- Fiabilidad. Su talón de Aquiles este año (más el de Alonso que el de Ocon) no puede durar eternamente. Honda tardó ocho años en lograr un motor campeón, pero lo consiguió.Al motor Renault también le faltaba fiabilidad y rendimiento, pero menos que a los nipones. Para más inri, la fiabilidad en el coche de Ocon no ha sido tan mala. La mitad del camino está hecho.
- Competitividad. Es una realidad que los encontronazos, cada vez más constantes entre Fernando Alonso y Esteban Ocon, hacían que la relación se fuese fracturando, pero también es verdad que el uno exigía al otro al máximo para aumentar el nivel del equipo. Alonso tendrá más tranquilidad, sí, pero no contará con un compañero tan fuerte como el francés.
Lee entre líneas. En la balanza de la elección hay puntos a favor y en contra, no hay dudas, o casi.
- La familia es la familia. La frase es de Vitto Corleone (no hace falta presentación) pero esconde una verdad innegable y Lawrence Stroll, millonario y dueño de Aston Martin es también el papá del bueno de Lance (de apellido Stroll, para que no se nos olvide).¿Hasta qué punto aguantará el hijo la jerarquía del español? o, peor aún, ¿hasta qué punto estará dispuesto a admitir el padre los roces, típicos e inevitables entre compañeros, entre Alonso y su hijo?
La duda no es pequeña y, es cierto, también unas sombras negativas que ensombrecen el inicio del próximo curso de la F1, pero hay una certeza incuestionable, la F1 en este 2023, con la unión entre Fernando Alonso y Aston Martin trae ilusión.