La revancha británica en apenas una semana
A Inglaterra le cambia la cara: de la decepción de la Eurocopa a la alegría del GP de Silverstone
Comparativa de dos eventos con similitudes que acabaron con resultados muy diferentes para los aficionados ingleses.
Fútbol y F1 no suelen tener una relación muy directa. Más allá de la competición voraz que hay en ambos deportes, cada uno tiene su atmósfera y conviven sin ir de la mano.
Sin embargo, durante la Eurocopa vimos a muchos pilotos llevando la camiseta de su país por el paddock, comentarios en redes sociales animando a su selección, e incluso alguno tuvo la oportunidad de ver la final, como Lando Norris, quien no recordará esa noche para bien, al igual que los miles de aficionados que estaban en las gradas de Wembley.
Todo lo contrario a lo que pudimos ver este fin de semana en el circuito de Silverstone, Gran Premio el cual ha recordado a esta última edición de la competición de fútbol continental.
Tanto esta Eurocopa como este GP estaban marcados por su novedoso formato. Nunca antes se había celebrado un torneo europeo internacional en varias sedes, ni tampoco se había llevado a cabo un fin de semana con dos carreras en el circo de la F1. La innovación ya suponía un aliciente para estar pendientes de ambos eventos.
A pesar de haber empezado repartida en varios países, las rondas finales se celebraron en Londres. Los hinchas ingleses son los que pudieron disfrutar 'in situ' de los espectáculos, especialmente porque sus representantes fueron claros protagonistas en las dos ocasiones.
Dos potencias que parecían estar algo tapadas salieron a la luz. Con el peso que siempre recae en el fútbol inglés al considerarse los creadores de este deporte, la selección inglesa supo lidiar con la presión y consiguió meterse en una final que llevaban persiguiendo desde 1966, cuando Inglaterra se coronó campeona del mundo jugando en casa.
Volviendo al automovilismo, el heptacampeón mundial Lewis Hamilton venía de una sequía de victorias bastante grande y con el nombre de Verstappen acaparando todas las portadas. A pesar de ello, consiguió la 'pole' el viernes en la clasificación para la carrera al sprint, colocándose como candidato para ganar también en su circuito local.
En la final, Inglaterra necesitó enfrentarse a una sorprendente Italia, con quien nadie contaba después del fracaso de ni siquiera haber clasificado para el Mundial de Rusia de 2018.
A su vez, el impedimento para que el piloto de Mercedes ganara la carrera no fue ni más ni menos que el Ferrari de Charles Leclerc, con quien nadie contaba. La escudería italiana se acerca a los de arriba, pero sigue lejos de tener un coche que pueda competir por victorias, o eso parecía.
Lo único que cambia entre una y otra es el resultado. Inglaterra no consiguió su tan ansiado título, mientras que Hamilton pudo subirse al escalón más alto del podio.
Seguramente fue así dadas las circunstancias de la carrera. Sin Verstappen en acción fue algo más sencillo. Un accidente que ha traído cola y que recuerda a uno de esos momentos lamentables de la Eurocopa.
Tanto Lewis por su maniobra como los tres jugadores que fallaron en la tanda de penaltis de la final acabaron recibiendo insultos racistas. Actos que deberían quedar erradicados de espectáculos tan apasionantes como los que hemos podido presenciar.